Dulces y mermeladas con cáscara de frutas

Dulces y mermeladas con cáscara de frutas

Existe un número considerable de frutas cuya cáscara no haría bien tirar a la basura.

Desde infusiones y té, hasta remedios para la piel y actividades que se alejan aún más del quehacer gastronómico, como manualidades divertidas.

Y es que es importante aprovechar todo lo que las frutas nos brindan; y aunque algunas simplemente las comemos con todo y cáscara, aprovechando los nutrientes y fibras que se encuentran en ellas, hay otras, como es el caso de la chinola (o maracuyá) cuya cáscara es probablemente infravalorada por sus consumidores. Pero ¿qué se puede hacer con ella, por ejemplo?

Dulces. Bueno, este es uno de los usos principales de la cáscara de las frutas (especialmente las cítricas).

En el caso de la chinola, recientemente descubrí que con su cáscara se puede elaborar otro delicioso dulce criollo y que hasta ahora había permanecido en secreto.

No es una receta oficial, pero la preparación de este dulce dominicano consiste en hervir la cáscara con agua suficiente e irla cambiando hasta que la piel exterior se despegue y solo quede la parte blanca (como hasta tres veces), se le agrega azúcar al gusto, una astilla de canela y pasas al almíbar y el resultado es fenomenal. Así que, la próxima vez que tenga que utilizar una chinola para algún plato o jugo, ya sabe que tiene la posibilidad de hacer mucho más con ella usando tan solo cuantos ingredientes extra.

Aquí están otras recetas de mermeladas y cáscara confitadas, un sabroso acompañante para diferentes postres. ¡Que disfruten su cáscara!

Recetas

Mermelada de limón

1 kg de limones con piel fina
1 kg de azúcar moreno
250 ml de agua

Preparación. Comenzamos lavando bien los limones, exprimimos el zumo y quitamos las semillas, reservándolas en una bolsita de tela (de gasa o de muselina). Cortamos la piel de cada limón en tiras pequeñas. Sobre un bol que no sea metálico, echamos la pulpa del limón, las tiras de piel, el agua y la bolsita con las pepitas. Reservamos el bol en el frigorífico, bien tapado, durante doce horas. Luego, añadimos el zumo y cocinamos la mezcla suavemente, por una hora. Luego, retiramos la bolsita con las pepitas, añadimos el azúcar moreno, removemos y cocinamos a fuego medio-alto. Cuando la mezcla adquiera la consistencia adecuada, retiramos del fuego y repartimos en los frascos de cristal. Tapamos y colocamos boca abajo hasta que se enfríen por completo.

Mermelada de naranja

500 gr de cáscara de naranjas
500 gr de azúcar moreno
Zumo de medio limón

Preparación. Guardamos las cáscaras de naranja en remojo hasta reunir la cantidad deseada. Hay que tener cuidado y quitar la parte blanca, que es la amarga, dejando solo la parte naranja. Lo escurrimos, lo cortamos en trocitos pequeños; lo mezclamos con el mismo peso de azúcar y el zumo de medio limón y lo ponemos todo a cocer con un poco de agua, a fuego lento, unos cuarenta minutos removiendo todo el rato hasta que veamos que ha espesado y listo.

Cáscara de naranja confitada

4 naranjas (400 g de cáscaras)
120 gramos de zumo de naranja
280 gramos de agua
400 gramos de azúcar

Preparación. Cortamos las naranjas en dos y las exprimimos. Quitamos la pulpa que queda pegada a la cáscara. Ponemos las mitades de naranja en remojo en agua fría. Como flotan, es mejor ponerles encima un peso, para mantenerlas cubiertas. Las dejamos así 24 horas. Las ponemos en un cazo, las cubrimos de agua fría y las ponemos a hervir. Cuando rompan a hervir, las escurrimos y las metemos en un baño de agua con hielo. Este enfriamiento va a hacer que las tiritas de naranja conserven su bonito color. Volvemos a repetir la misma operación dos veces más, haciendo en total tres escaldados. Al final ponemos las tiritas a escurrir en un colador y las secamos bien. Pesamos las cáscaras una vez blanqueadas escurridas y secas. Pesamos el azúcar, el zumo y el agua. Ponemos azúcar, zumo y agua en un cazo y llevamos a ebullición hasta que el termómetro alcance 110ºC (tarda unos 6 minutos a fuego alto). Echamos las cáscaras y en cuanto rompa de nuevo a hervir bajamos el fuego, de manera que se mantenga un hervor suave, que no hierva a borbotones, durante 30 minutos. Retiramos del fuego y dejamos enfriar unas tres horas. Volvemos a poner al fuego y cuando rompa a hervir contamos de nuevo 30 minutos. Dejamos enfriar otras tres horas. Repetimos la operación otra vez (en total serán tres hervidos-enfriados y apenas quedará líquido). Sacamos las cáscaras de naranja confitadas con un cucharón con agujeros, o espumadera, y las ponemos a secar sobre una rejilla. Secamos al aire libre (dos o tres días) o en el horno a 50ºC ( por cuatro horas) tal cual o pasadas por azúcar. Se conservan más de un año en un recipiente hermético.

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