MLB.com. TEMPE, Arizona. En los entrenamientos del 2012, Albert Pujols y Mike Trout venían de mundos bien diferentes.
El dominicano era una leyenda viviente, viniendo de ganar una Serie Mundial con los Cardenales y de firmar un contrato de US$240 millones con los Angelinos.
De su parte, Trout era un prospecto, lo cual significa que se sentaba en otra parte del clubhouse y se quedaba callado.
Un día Trout hacía eso mismo cuando vio a Pujols conversando con el venezolano Máicer Izturis pero también mirándolo a él. Trout pensó que Pujols quería hablar con él y dijo su nombre.
Hubo silencio.
Trout bajó la cabeza, miró alrededor de los camerinos y habló con otro novato sentado al lado de él.
«¿Crees que me escuchó?»
Tres brillantes temporadas después de eso, el consenso es que Trout es el mejor jugador de Grandes Ligas y la cara del béisbol a sus 23 años de edad-y aún recuerda ese primer encuentro con Pujols.
«Definitivamente», dijo Trout. «Me sentía como un idiota».
Ahora estamos en el 2015 y un domingo por la mañana, Trout y Pujols se ríen mientras se estiran antes de su juego de la Liga del Cactus. Los separan 11 años y medio en cuanto a edad se refiere, vienen de países diferentes, se criaron hablando distintos idiomas y fueron criados bajo circunstancias bien distintas. Pero ahora se ven siempre uno con el otro. Juegan golf y asisten a eventos deportivos juntos, tiran flechas imaginarias al dominicano Fernando Rodney y lidian juntos con todo.
Trout y Pujols han llegado lejos en sus tres años como compañeros de equipo.
«Es bonito ver dos de los mejores peloteros en la historia ser amigos tan unidos», dijo el tercera base de los Angelinos, David Freese.
Tal vez Trout y Pujols sepan lo especial que es que sus carreras se hayan cruzado de esta manera.
Quizás sea el momento indicado, con el entusiasmo de Trout propio de los jóvenes coincidiendo con la etapa de Pujols en la que por fin está bajando la guardia un poco.
Pujols sigue siendo un pelotero formidable, bateando .272 con 28 jonrones y 105 empujadas en el 2014. Pero a sus 35 años, la mortalidad siempre está presente y el final se ve en algunos años, así que el dominicano ha hecho un esfuerzo por compartir su sabiduría con la siguiente generación. Y Trout parece ser el recipiente perfecto.
«Es un muchacho especial», dijo Pujols. «De verdad es humilde, con buenos padres. Eso es lo que pasa cuando tus padres de crían de la manera correcta».
Trout podría ser recordado como el mejor jugador de esta década, mientras que Pujols tendría dicho honor para la primera de este milenio.
Ambos comparten la experiencia de haber subido rápidamente al estrellato, pero con estilos diferentes. Trout se robaba más bases, mientras que Pujols se ponchaba con menos frecuencia.