Su abuelo fue un dedicado y hábil trabajador de las primeras fábricas de Monterrey, empujadas en parte por la cervecería hoy llamada Cuauhtémoc Moctezuma.
El empeño lo vinculó a las familias más poderosas de Nuevo León, formando relaciones que lo llevaron a distribuir en burros las primeras botellas de Coca Cola que cruzaron el Río Bravo al inicio del siglo pasado.
Manuel Barragán Morales, de 67 años, representa la tercera generación de ese golpe de astucia y preside Arca Continental, la compañía que a la vuelta de un siglo reta a la ironía: este mexicano distribuye Coca Cola a estadounidenses desde 2017.
Eso sería solo una anécdota si para llegar ahí no hubiese construido un enorme corporativo ayudado por Francisco Garza Egloff, de 64 años, un director general que llevó a la empresa de la familia Barragán la eficiencia en el uso de los recursos.
Exdirectivos recuerdan cuando a su llegada, procedente de la dirección general de Sigma —la productora de salchichas Fud— Garza Egloff se trepó a un camión repartidor para revisar cada etapa de la producción y entrega.
Manuel, quien no tiene hijos, se dedicó desde joven a comprar arte y a trabajar en un banco a la vez que atendía a los empleados en la empresa familiar.
En la primera tarea se hizo cliente de la galería Arte Actual en donde, entre otras piezas, adquirió pinturas del yucateco Manuel Mathar.
En lo segundo, cuentan que en tiempos de alta inflación, su familia apoyaba a los colaboradores al punto de conceder un mes extra de sueldo en uno de esos complicados años en los ochenta.
La velocidad del crecimiento llegó con el ingreso del devoto guadalupano Garza Egloff, un ingeniero químico por el ITESM con estudios en el IPADE, que presume que en su juventud “había que echarle ganas, pues no había lana”.
Su determinación llegó después de que la empresa familiar dejó de ser el corporativo Procor de los Barragán, para luego cambiar de nombre a Arca con la integración del capital de las familias Arizpe y Fernández, que finalmente les permitió sumar la más importante embotelladora del occidente nacional y convertirse en Arca Continental, el nombre actual que le permitió dominar la distribución de bebidas Coca Cola en el norte de México.
Juntos, Manuel y “Pancho” encontraron oportunidades en cada caja de productos, literalmente.
Ambos notaron que las puertas que abrió la cadena de distribución de los camiones de reparto estarían abiertas también para distribuir botanas y de esta forma adquirieron la otra marca pueblerina llamada Bokados, que ahora cruza fronteras.
Las concesiones que otorgaron a The Coca Cola Company sobre esa marca, nacida de un manantial natural regiomontano ubicado a 300 metros de profundidad, derivaron en un éxito imprevisto en Texas y Oklahoma a través de un nuevo conglomerado —Coca Cola Southwest Beverages— que abrió la puerta del corporativo más famoso de Atlanta, en Georgia.