El crecimiento de la economía estadounidense confirmó su ritmo sostenido en el tercer trimestre, aunque fue modestamente revisado a la baja, según la tercera estimación del departamento de Comercio anunciada este ayer.
De julio a septiembre, la expansión del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos alcanzó 3,2% en términos anualizados, 0,1 puntos porcentuales menos que en la precedente estimación.
A pesar de esta pequeña desilusión, la economía estadounidense presenta su mejor crecimiento desde hace tres años, por dos trimestres consecutivos. En el segundo trimestre, el PIB había aumentado 3,1% después de subir 1,2% en el primero, algo que satisface a la Casa Blanca, que ambiciona acelerar la primera economía mundial por encima de este nivel, sobre todo con la reforma de los impuestos votada el miércoles.
La reforma fiscal reduce algunos impuestos sobre los ingresos y, sobre todo, reduce fuertemente el impuesto a las empresas, que pasa de 35% a 21%. Esto provocará un aumento del déficit del Estado a largo plazo de al menos 1,5 billones de dólares, pero la administración Trump asegura que esto fortalecerá fuertemente la economía y, por lo tanto, los ingresos presupuestarios.
«Esta ley histórica va a engendrar aumentos de salarios y nuevos empleos para los trabajadores estadounidenses, va a establecer un sistema más equitativo para todos, y va a suscitar un crecimiento más fuerte que iluminará y asegurará el futuro de nuestro país», aseguró el miércoles Steven Mnuchin, secretario del Tesoro.