Economía y educación: El lado absurdo del crédito

Economía y educación: El lado absurdo del crédito

Inquieta la interrogante si es posible vivir indefinidamente a cuenta del crédito, si es viable sustentar el equilibrio económico, que hoy defendemos en forma irreflexiva, disponiendo como eje principal la hipoteca.

El crédito se asemeja a una espiral, comparable a un fenómeno con vida propia, con capacidad de sostener su crecimiento de forma independiente.

El crédito se multiplica por naturaleza, pues es de carácter exponencial, si no, revisemos cómo ha crecido en la isla en los últimos veinte años, a razón de un siete por ciento anual.

Lo absurdo es que se esté enfrentando el crédito público con nuevos créditos. En otras palabras, se está pagando y amortizando el crédito público y externo con la apertura de nuevos compromisos crediticios.

El flujo financiero de la economía dominicana que administra el Gobierno, tanto en pesos como en dólares, es un setenta y cinco por ciento equivalente en créditos, sólo un magro veinticinco por ciento corresponde a recursos provenientes de los sectores productivos nacionales.

Es decir, que si nos atenemos a lo que produce la economía isleña, esa cuarta parte del total de ingresos destinados al mantenimiento de la población, afirmamos que nuestra situación económica es insostenible.

Ocurre otro fenómeno económico que está pasando desapercibido, me refiero al empleo improductivo, aquel empleo generalizado que no le agrega valor a la economía, en cambio fortalece el endeudamiento externo apalancando el crédito público y externo convertido en la fuente principal de los gastos en importación destinados al consumo de la población. Cuándo se convierte el empleo improductivo en productivo, cómo frenamos el lado absurdo del crédito.

La respuesta correcta implica necesariamente un cambio de modelo económico, cuyo actor principal sea el productor dominicano, convertido en inversionista de su propio futuro.

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