En el marco de la aprobación de la nueva Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lanzó a nivel regional la campaña E2030 Educación para transformar vidas.
La campaña tiene el fin de difundir las metas y estrategias para el logro del objetivo número cuatro de este marco mundial: “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo el aprendizaje durante toda la vida”.
Este objetivo se compone de 10 metas. Esta semana se difunde la meta número 7, que consiste en asegurar la adquisición de teorías y prácticas que promuevan el desarrollo sostenible y la ciudadanía global.
Las estrategias que la Unesco ha diseñado para lograrlo son la de promover un enfoque interdisciplinario y multilateral que promueva una cultura de paz y no violencia y asegurar el reconocimiento de los factores culturales en la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS).
Asimismo, promover los programas participativos de EDS con las comunidades, con educandos y docentes.
También entregar herramientas para formar ciudadanos globales y sociedades pacíficas, sanas y sostenibles.
La educación es lo básico. La Unesco declara que el desarrollo sostenible después del 2015 comienza por la educación. Durante más de medio siglo la comunidad internacional de naciones ha reconocido que la educación es un derecho humano fundamental.
En el año 2000, acordó los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en los que se señala la educación como un medio indispensable para que las personas desarrollen su capacidad y convirtió en una prioridad la terminación de un ciclo completo de enseñanza primaria.
Expresa que, pese a la importancia fundamental de la educación en los tratados, los pactos y los acuerdos, la comunidad internacional todavía ha de reconocer todas las posibilidades de la educación como catalizador del desarrollo.
Aunque, precisa, desde el año 2000 muchos gobiernos nacionales han aumentado su grado de compromiso con la educación y el apoyo que le prestan, entre los donantes y en muchos países ese compromiso continúa viéndose afectado por los cambios en las condiciones imperantes, sean estas financieras o de otra índole. La inversión en educación ha disminuido y va a la zaga de otros sectores del desarrollo.
En cuanto a los ODS propuestos para después del 2015, se hace hincapié en la idea de que el logro del desarrollo sostenible para todos los países solo es verdaderamente posible por medio de esfuerzos intersectoriales amplios que comiencen por la educación.
“La educación puede acelerar de múltiples formas los avances en la consecución de todos los objetivos de desarrollo sostenible propuestos para 2015 y el período posterior”, señala.
Agrega que la educación no es solo un derecho humano fundamental, sino que, además, es imprescindible para el desarrollo. La educación permite que las personas, en particular las mujeres, vivan y aspiren a tener una existencia sana, plena de sentido, creativa y resiliente.
Refuerza su voz en los asuntos comunitarios, nacionales e internacionales.
La Unesco expresa que la educación brinda a los ciudadanos nuevas oportunidades laborales y vías de movilidad social.