Educación y valores

Educación y valores

“No tendrá sentido la transformación en educación sino se acompaña en valores”, así se expresó el Ministro de Educación, Andrés Navarro, al participar en un evento empresarial y religioso.
Y resulta que los valores que se requieren para la transformación de una sociedad se encuentran en el estudio de la Biblia; en el pensamiento, en las obras y hechos del Señor Jesucristo, el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia, dice el salmista (Salmos 127:1).
Si algo me impresionó cuando estuve como diplomático en Corea del Sur fue el respeto de los valores: la familia, la educación, la autoridad, aun el amor hasta por lo nacional, por los productos locales, por el el arroz, los jugos coreanos antes que por los extranjeros.
Uno de los valores más esenciales es el respeto a la autoridad: 1 Timoteo 2:2 nos lo expresa claramente: Se debe orar por los que gobiernan y por todas las autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Porque eso agrada a Dios. Y exhorta el apóstol Pablo a que: Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. (Romanos 13:1).
¿Cómo es posible que un conductor agreda con violencia verbal y física a un agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte? Porque faltan valores y respeto a la autoridad; y porque la autoridad puede que no actúe con apego a la ley y con humildad. Y este es otro valor importante. Jesús lo enseñó con su ejemplo, siendo Dios no se aferró a eso, y se humilló y se hizo siervo (Filipenses 2:7).
El dominio propio es otro valor importante que nos enseña la Biblia. ¿Por qué hay tanta violencia en las calles y aun en las aulas entre los propios estudiantes? Porque no hay control de la lengua. No hay dominio propio. (1 Pedro 1:5-7). También el libro de Santiago 3:6 nos enseña: Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Así que necesitamos dominio propio para controlar la lengua, evitar las ofensas, en las aulas, en las calles y hasta en medios de comunicación radiales y televisivos.
En fin, necesitamos a Dios, a Jesucristo, la lectura de la Biblia en las aulas, para que haya una educación con valores.

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