Washington.-La economía estadounidense registró su menor crecimiento en el primer trimestre de 2016 en dos años, una tasa anualizada del 0,5 %, lo que agrega munición a los defensores de que la Reserva Federal (Fed) aumente su cautela a la hora de avanzar en el ajuste monetario anunciado.
En plena campaña electoral, en la que la economía se ha vuelto a convertir en uno de los principales elementos de la agenda política, los datos de comienzos de año arrojan dudas sobre la evolución de la primera economía mundial.
Las señales son confusas y ambiguas, lo que permite que, tanto desde el bando republicano como demócrata, se utilicen indicadores para defender sus propuestas.
Desde el Gobierno del presidente Barack Obama se apunta al cuadro general y al contraste respecto a la herencia recibida en 2009, con el país hundido en la mayor crisis en más de ocho décadas.
Actualmente, la tasa de desempleo es la mitad, un 5 %, de la que existía cuando Obama llegó a la Casa Blanca en 2009; y en los últimos cuatro años la economía ha crecido a un ritmo anual por encima del 2%.
Precisamente, la Fed, capitaneada por Janet Yellen, ha iniciado el ajuste monetario, y en diciembre pasado elevó por primera vez en casi una década los tipos de interés hasta entre el 0,25 y el 0,50 %.
La consolidación de la recuperación y la robusta creación de empleo fueron los argumentos para el inicio del encarecimiento del precio del dinero, indicador de que los favorables vientos económicos volvían a soplar.
En los meses recientes, las perspectivas se han enfriado, y la Fed ha pasado de pronosticar cuatro alzas de tipos en 2016 a un máximo de dos, ante la desaceleración doméstica y las sombras que proyecta la transición económica en China.
Esta semana, el banco central reiteraba la cautela en su reunión sobre política monetaria y constaba una cierta ralentización en Estados Unidos. Muchos analistas, a los que se sumó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reciente asamblea de primavera, han venido advirtiendo de que esta recuperación en EE.UU. aún cuenta con profundas cicatrices de la crisis, por lo que instaban a reducir el ritmo de ajuste para no sofocarla.
Entre ellos, el ex secretario del Tesoro Larry Summers volvía a insistir esta semana en que, “de acuerdo con los datos actuales, no existe justificación para elevar los tipos de interés».
Asimismo, los mercados han aumentado las perspectivas de que el banco central dirigido por Yellen opte por la prudencia.
“La reciente decisión de la Fed representa una continuación de su enfoque de esperar a ver qué ocurre, lo que nos parece bien calibrado dado el conjunto de corrientes cruzadas en la economía global hoy en día”, apuntó Rick Rieder, director de inversiones de renta fija mundial en BlackRock y gestor de carteras.
Desde la bancada republicana, se considera la recuperación económica tras la crisis como la más pobre de la historia de EE.UU. Para Donald Trump, favorito a la candidatura republicana, la economía estadounidense es un “desastre”, de lo que culpa a Obama.