La República Dominicana, dentro de un total de 28 países a nivel mundial, ocupa el primer lugar con un 68.2% de la deuda del gobierno central en manos de no residentes (extranjeros) y tiene un vencimiento promedio de casi 8 años. De los países de América Latina le sigue Ecuador (57.9%), Uruguay (45.8%) y Perú (42.2%), de acuerdo a un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI)
El socio de Economía de la firma Deloitte en el país, Nassim José Alemany, expresa que si bien esta dependencia de compradores extranjeros no ha presentado riesgos hasta ahora para República Dominicana, es importante su seguimiento ante cambios en el apetito por deuda internacional.
Destaca que en el gráfico que acompaña esta información, presenta dos interesantes indicadores fiscales que muestran una comparación de los países emergentes de ingreso medio con relación a la deuda gubernamental en manos de no residentes, y el vencimiento promedio de su deuda.
Exhorta a que una política fiscal y un buen manejo de la deuda pública pueden contribuir positivamente a la “limpieza” del endeudamiento privado.
Tras advertir que una baja en la calificación crediticia a nivel soberano, así como aumentos en las primas de riesgo pueden impactar el endeudamiento privado a través del sistema financiero.
En el informe, el FMI indica que la deuda global del sector no financiero (o sea que incluye los gobiernos, los hogares y las empresas no financieras) asciende a US$152 trillones, monto equivalente al 225% del PIB mundial.
En otras palabras, puntualiza que el mundo debe 2.25 veces lo que produce anualmente, el nivel más alto alcanzado hasta ahora.
A pesar de haber tocado un punto máximo, el propio FMI argumenta que no existe una cifra mágica que diga si ya es suficiente deuda, o si se puede seguir tomando más.
Señala que de esos US$152 trillones, un 66% corresponde al sector privado, principalmente por altos niveles de endeudamiento en economías avanzadas, así como también en algunas importantes economías emergentes.
El riesgo del “sobreendeudamiento privado”, explica el FMI, radica en que esto no sólo incrementa la probabilidad de una crisis financiera, sino que también impacta negativamente el crecimiento, ya que los deudores eventualmente tienden a reducir el consumo y la inversión.