El ABC de la depresión

El ABC de la depresión

José Miguel Gómez

Millones de seres humanos son infelices, improductivos, con bajo desempeño, mala calidad de vida, en desesperanza, o viven sin propósitos. Las personas que se deprimen muchas veces no identifican los síntomas de la depresión, solamente sienten que la vida se asume con pocas energías, sin deseo, sin ganas de hacer la cotidianidad, con apatía, pérdida del interés por el trabajo, el proyecto de vida, tristeza, y mucha pesadumbre por lo que le espera. Cuando estos síntomas tienen más de dos semanas es evidente que estamos en un episodio de depresión clínica. Las causas de la depresión se deben a múltiples factores: predisposición genética, familiar, química, donde existen cambios en los neurotransmisores cerebrales: adrenalina, dopamina, serotonina, glutamato y norepinefrina; pero también se debe a causas psicológicas, emocionales, a enfermedades médicas y socio-ambientales. Existen familias donde abuelos, padres e hijos padecen de cuadros depresivos o de alteraciones en su estado de ánimo, o están recibiendo tratamientos médicos con antidepresivos o estabilizadores del ánimo, debido a la carga genética. La depresión afecta más a las personas en la edades 25 a 45 años, es decir, en edades productivas, que viven con mayor estrés, problemas económicos, migratorios, de parejas, socio-laboral, interpersonal y grupal. Sin embargo, también puede presentarse en niños, adolescentes y adultos mayores. En cada una de estas etapas de la vida, los síntomas de la depresión y la ansiedad pueden ser diferentes, o de menor o mayor intensidad, con cambio en el patrón del sueño, pensamientos, síntomas físicos, emocionales, afectivos y conductuales. El gran problema de los trastornos del estado de ánimo es que pueden presentar complicaciones e impactar en el desenvolvimiento laboral, social, marital, personal, etc, pudiendo comprometer la vida de la persona a través del suicidio, o presentar abuso de alcohol, drogas ilegales, tabaquismo, abandono por el proyecto de vida, aislamiento social y desesperanza aprendida.
Dentro de los factores psico sociales de la depresión están: la baja autoestima, desapego crónico, abandono o traumas en la infancia, abuso sexual, traumas por desastres naturales, duelos, bulling recurrente, desintegración social o familiar. Pero también, los pensamientos distorsionados, o el sistema de creencia con la que viva la persona pueden ser los detonantes de la depresión como son: pensamientos de culpa, de minusvalía, negativista, paranoides, obsesivos que inciden en las emociones y en el estado cognitivo de la persona. En aquella persona con poca habilidad y poca destreza para manejar de forma funcional y adaptativa los conflictos interpersonales, económicos, laborales, morales, o afectivos, también representan más riesgo a padecer episodios depresivos.
En familias, trabajos, religiones, actividades sociales y grupales, existen cientos de personas depresivas que nunca han sido diagnosticadas ni tratadas, sino que van a chequeos médicos por síntomas psicosomáticos: migraña, dolor abdominal, dolor muscular, pérdida del apetito, poco deseo sexual, o desgano etc., y no saben que son síntomas de la depresión. En pocas palabras la depresión es la causante de mayor discapacidad en el mundo, de ideas e intentos de suicidios. De ahí la necesidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sensibilizar, educar y orientar a los gobiernos, en aumentar los presupuestos y políticas públicas en salud mental, para realizar diagnósticos tempranos, tratamientos adecuados y seguimientos que puedan presentar remisión de los episodios depresivos, para prevenir el suicidio, y las otras complicaciones médicas. En toda Latinoamérica existen personas que no tienen acceso a la salud mental, que no son diagnosticadas ni tratada por un trastorno o episodio depresivo, bipolar, ansiedad, adición, o un trastorno de conducta.
La depresión es una enfermedad que necesita tratamiento médico, psicológico y psico social. Con los medicamentos, la persona que padece depresión se cura, puede volver a sentir alegría, felicidad y vida productiva. Es recomendable que si usted tiene un familiar, amigo, compañero de trabajo que padece depresión, lo escuche, le dé su apoyo, su comprensión y ayude a que pueda visitar al psiquiatra o psicólogo clínico.

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