El alma de los pueblos se revela

El alma de los pueblos se revela

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
Toda actividad humana constituye un hecho histórico de interés para el estudio de la antropología. Los aspectos culturales que identifican los grupos sociales son, en muchos casos, un amasijo de elementos en transición que han sido abordados por los seres humanos para expresar su punto de vista, sus temores, alegrías y desarraigos vinculados a todo aquello que requiere una explicación más allá de sus posibilidades humanas.

La antropología y la sociología se han alimentado, entonces, de experiencias que, al no contar con una tradición escrita, no pueden ser fácilmente cuantificadas sus transformaciones.

Este es el interés de Soraya Aracena al presentar en el Tercer Ciclo de Cine y Videos Etnográficos del Caribe toda la gama de expresiones culturales que ha intervenido en las creencias y religiosidad, no sólo del dominicano, sino de los pueblos caribeños en su conjunto.

«A través de la imagen se puede educar y enseñar esto que es parte de su acervo, en momentos en que la globalización cultural nos arropa».

La actividad, realizada en el Museo del Hombre Dominicano y que recién concluyó, se basa en la colección de videos antropológicos de la Videoteca Chango Prieto, que dirige la propia Aracena, y que funciona como banco de imágenes con más de 300 videos cedidos por autores diferentes para fines educativos.

«Algunos de ellos son clásicos de la etnografía, como un video filmado en Italia en 1957 sobre el vudú, otros de nueva producción, entre ellos, de Los Guloyas, Patrimonio Universal de la Humanidad, al igual que Los Congos de Villa Mella. También la película «Cuando los Orichas bailan mambo», del Caribbean Studies Center que dirige Martha Moreno Vega, especialista en estudios de la cultura afroamericana, que tiene que ver con la santería cubana, llevada desde África por los esclavos Yoruba durante la época de trata, en el siglo XVII en Europa y Estados Unidos», dice Aracena.

La música es una de las expresiones de mayor identidad de los pueblos. Su capacidad para trascender fronteras y para establecer identidades a partir de ella, se ha unido a la religiosidad creando expresiones culturales de vasta enseñanza.

El video «Congo pa’ti», de la Cofradía del Espíritu Santo de los Congos de Villa Mella, y producción de la Fundación Melaza del año 2004 y dirigido por Karen Weyland es parte de esta expresión documentada.

En el Tercer Ciclo de Cine y Video Etnográfico del Caribe fue presentado un documento sobre La Plena, un clásico de 1972 realizado por la Escuela de la División de la Comunidad de Puerto Rico, e inspirado en el baile de la plena, dirigido por el historiador y antropólogo Ricardo Alegría.

«Pensamos para el próximo año traer el prestigioso Festival Etnográfico de Margaret Mead, una antropóloga del área de la investigación que trabaja la cultura espiritual y material de los grupos humanos». Aracena destaca la importancia de este trabajo, pues los núcleos sociales hablan de la mezcla que son los caribeños, pero existen pocos documentos que muestren las expresiones culturales de esta combinación.

«La cultura no es sólo el carnaval o los bailes: la artesanía, los cantos de toro o canciones de trabajo y hasta los letreros que con gracia realizan las comunidades son parte de ella. Vivimos de espaldas al Caribe; conocemos más de Estados Unidos que de la realidad caribeña, de donde llegaron grupos migratorios, como los de St. Kitts y Nevis, para conocer mejor y enriquecer nuestra cultura».

EXPRESIÓN GRUPAL VS. EXPRESIÓN CULTURAL

«Una expresión grupal se convierte en cultura cuando dicha expresión es aceptada dentro de la comunidad; cuando existe continuidad y cuando la transmisión oral ocurre de generación en generación», dice Soraya Aracena, mientras aclara que una expresión no se convierte en un hecho cultural o folclórico en dos o tres meses. «Tiene que transcurrir un tiempo y mantenerse vivo para que sea aceptado como un hecho cultural».

Los aportes de las expresiones religiosas existen al margen de los tabúes que se tejen en su entorno. «La religiosidad popular y otras expresiones de la cultura dominicana, como las iglesias protestantes, ayudan a tener un espacio para encontrarse con sí mismo y el sacerdote se convierte en una especie de padre espiritual para lograr la mejoría en el aquí. Esto es muy importante, no sólo por la parte espiritual, sino también por el colorido, como es el caso de las 21 divisiones, que se visten de colores vistosos y llenos de arte popular. Esta religiosidad ha ayudado a mantener la música popular que surge de esta expresión; tal es el caso de Luis Dias, Xiomara Fortuna y otros».

RELIGIOSIDAD Y CARNAVAL

Existen expresiones carnavalescas con algo soterrado en lo que se demuestra la religiosidad popular. «El gagá ya es algo de toque carnavalesco. Cuando investigué en 1987, era más religioso, ceremonial y secreto, pero algunos de estos aspectos han desaparecido en algunos grupos y queda sólo el aspecto carnavalesco. El caso de Las Cachúas de Cabral mezcla lo religioso y espiritual con el festival de la carne, pues van al cementerio el Domingo de Resurrección al atardecer y dan latigazos en las tumbas de sus antepasados. No digo que el gagá ha perdido su esencia religiosa, pero muestra también la parte profana, secular».

PERFIL

Soraya Aracena es licenciada en Comunicación Social. Posee un master en antropología y en Antillas Mayores, realizados en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Junto a José Francisco Alegría, su compañero, realizó estudios etnográficos y antropológicos sobre las religiones afrocaribeñas. Ha realizado innumerables cursos sobre folclore y ha sido directora por 10 años del Festival Antropológico de Cultura Afroamericana, que se realizaba en el Centro Cultural de España y que este año, en su XI edición, se realizó en el Museo del Hombre Dominicano. Ha escrito varios libros y producido una importante colección de documentos visuales sobre la cultura de nuestros pueblos.

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