El cajero automático cumple 40 años

El cajero automático cumple 40 años

Y, según expertos en el  área, se espera que en un futuro  no habrá que memorizar contraseñas ni llevar dinero de plástico «porque el cuerpo será la identificación y las huellas dactilares,  el iris y el rostro


El cajero automático cumple 40 años, cuatro décadas en las que ha pasado de facilitar el acceso al dinero las 24 horas al día a ofrecer todo tipo de prestaciones, como la recarga de móviles, la compra de entradas o la posibilidad de pedir cita con el médico.

Desde que se instalara la primera terminal del mundo,  el 27 de junio de 1967 en la sucursal de Enfield (Gran Bretaña) de Barclays Bank, han cambiado muchas cosas entorno a los cajeros, desde la tecnología que utilizan hasta las nuevas necesidades que surgen en una sociedad, que, además, cada vez reclama mayores medidas de seguridad.

Su ideólogo fue John Shepherd-Barron, director de producto de De la Rue, cuyo afán era poder acceder a su dinero a cualquier hora del día, sobre todo los fines de semana, cuando los bancos permanecían cerrados, explicó a Efe-Reportajes el director general de la compañía en España, Carlos Santamaría.

Para sacar dinero, el usuario necesitaba introducir un cheque impregnado de carbono 14 que había comprado previamente al operador de caja del banco y los primeros terminales carecían de pantalla, ya que solo entregaban una cantidad fija de diez billetes de 1 libra.

«La acogida fue espectacular», subrayó Santamaría, que explicó que, gracias a los cajeros, los bancos aumentaron significativamente sus clientes porque muchas personas dejaron de guardar su dinero en cajas fuertes o «debajo del colchón».

Actualmente, Japón es el primer país en número de cajeros por habitante, seguido de España. En estos cuarenta años, los cajeros han sufrido una constante renovación tecnológica como la incorporación de pantallas en color (1981), la operativa con libretas (1981) o las pantallas táctiles (1995).

Además, han incorporado servicios con valor añadido para el usuario, como la recarga de móviles, envío de remesas al extranjero, venta de entradas, ingreso de cheques o la posibilidad de pedir cita con el médico de atención primaria, lo que se puede hacer en los terminales de Bancaja (Valencia) con sólo introducir la tarjeta sanitaria.

A estas prestaciones, en breve se unirán otras como la obtención de créditos al instante o hipotecas, la venta de abonos de transporte o el pago de recibos, impuestos y multas, añadió Santamaría.

Apuntó que, gracias a la biometría, en el futuro no habrá que memorizar contraseñas ni llevar dinero de plástico «porque el cuerpo será nuestra identificación y las huellas dactilares, el iris, el rostro, la palma de la mano e incluso la oreja, nuestra tarjeta de presentación».

Los últimos terminales lanzados al mercado no sólo se limitan a dispensar efectivo, sino que posibilitan la entrada de dinero, que además se recicla automáticamente para poder ser entregado a otro usuario.

Sin embargo, señaló Santamaría, pese a su tendencia de crecimiento, la innovación en el cajero no sigue un ritmo de cambio tan trepidante como ocurre con cualquier otra tecnología, quizás porque en lo que respecta al manejo de dinero «los usuarios seguimos siendo bastante conservadores».

EFE REPORTAJES.

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