El caso Blas Olivo aún más oscuro

El caso Blas Olivo aún más oscuro

El expediente sobre el asesinato del periodista Blas Olivo se va quedando sin inculpados. En junio y a pesar de que la familia de Olivo había pedido resguardar las vidas de los acusados, policías mataron dentro de su celda, en Monte Plata, a José Miguel Rodríguez Almonte, alías Job, un presunto sicario implicado en el asesinato del periodista. Y la madrugada del domingo, en Quebrada Honda, fue muerto Emmanuel Ramón Camacho Marte (Mayor), otro de los perseguidos por el asesinato de Blas. En ambos casos se alega intercambio de disparos.

Camacho Marte fue muerto junto a Jorge Luis Jiménez Rosa y Yonni Francisco Corniel Rodríguez, todos con historial delictivo. La versión dominante en estos casos ha sido siempre la de la Policía. A pesar de que es al Ministerio Público a quien corresponde investigar las muertes violentas, no se da el caso de que sea ese estamento del aparato judicial el que certifique las circunstancias en que cae abatida gente perseguida por crímenes graves.

Así las cosas, el expediente por el asesinato del periodista Blas Olivo se va quedando sin inculpados que puedan admitir o negar responsabilidades, o señalar eventuales autores intelectuales. Cada vez más silencio, que equivale a impunidad, se va asentando en este expediente cuyas piezas caen en intercambios de disparos. ¿Quién sigue?

De lo ideal a lo practicable

Las motivaciones del doctor Eddy Olivares, miembro de la Junta Central Electoral (JCE), para que ésta proclame abierta la campaña electoral desde el 15 de diciembre, son las que deberían primar en un Estado democrático con alto sentido de la equidad y la igualdad de derechos. La JCE debería tener los poderes necesarios para impedir que los recursos públicos sirvan para granjearle ventajas a grupos en el poder, en perjuicio de sus contrincantes.

Tal vez la falta de una ley de partidos y una ley electoral estén entre las principales limitaciones que convierten las potestades de la JCE en un ideal impracticable donde la voluntad del poder suele tener más peso que el poder de la ley. La propuesta es sana y plausible, pero cobra características de utopía en una fauna en que el poder de la voluntad es la regla.

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