El caso Odebrecht

El caso Odebrecht

J. LUIS ROJAS.

El concepto de negocio que ha hecho de la Odebrecht un  conglomerado multinacional, con importante participación en los mercados de la ingeniería, la construcción, los petroquímicos y los químicos, ha servido para que empresarios, políticos, periodistas y funcionarios públicos dominicanos se hayan quitado las máscaras que siempre han usado para tapar sus malas acciones públicas y privadas. La actuación fraudulenta de Odebrecht pone de nuevo a prueba la institucionalidad del Estado dominicano.

La metida de pata de Odebrecht no solo enlodó su reputación, credibilidad e imagen pública, sino que también privó a América Latina de tener una multinacional eficiente y exitosa. El caso Odebrecht quitó la máscara a empresarios, a intermediarios gubernamentales, a políticos y a periodistas dominicanos, que siempre han fingido ser éticos, íntegros y honestos. Si en verdad se quiere cuidar el clima de negocios y la imagen pública de República Dominicana, será necesario hacer mucho más que amagar y no dar.

Cada episodio de la novela Odebrecht en Dominicana, pone a prueba la institucionalidad del Estado dominicano y la vocación de las autoridades para aplicar el peso de la ley a los que incurren en actos ilícitos. Un segmento importante de la población mundial está atenta a la actitud que habrán de asumir los gobiernos de los países en los que la constructora brasileña ganó licitaciones mediante sobornos a empresarios, políticos, funcionarios públicos y a periodistas corruptos.

La estructura mafiosa y la cultura anticompetitiva que han servido de sustento a las operaciones de la constructora brasileña Odebrecht, facilitaron que esta pagara aproximadamente 788 millones de dólares en sobornos en 12 países de Latinoamérica y África, incluido su país de origen, Brasil. La actitud corrupta de los directivos, ejecutivos y socios de Odebrecht dañaron para siempre su reputación, credibilidad, confianza e imagen pública.

Son muchas las lecturas y lecciones que se derivan de los sobornos que realizó Odebrechtporla ruidosa suma de 92 millones de dólares en República Dominicana, entre  “funcionarios e intermediarios gubernamentales. Por ejemplo, cuando para hacer realidad determinadas ambiciones y aspiraciones políticas partidistas, es necesario negociar con representantes de grupos corporativos nacionales e internacionales. El caso Odebrecht ha puesto en alto relieve la falta de ética, honestidad e integridad de muchos periodistas, empresarios y políticos dominicanos.

¿Cuánto vale hoy la imagen pública de Odebrecht en Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y en Venezuela, luego de conocerse la forma ilícita en que dicha empresa siempre ganaba las licitaciones para construir, carreteras, puentes, plantas eléctricas, etc.? La respuesta es muy poco o casi nada. La ambición sin límites de los directivos, ejecutivos y socios de Odebrecht tiraron al zafacón sus activos intangibles más valiosos: La reputación, la credibilidad, la confianza y la imagen pública.

 

 

 

 

 

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