El comerciante Pascual Cordero Martínez, reconocido por su apodo El Chino, se acaba de entregar a las autoridades de la Fiscalía del Distrito Nacional, luego de que se le buscara por presuntos cargos de lavado de activos, horas después de que la Fiscalía informara que en su búsqueda realizó allanamientos en distintos puntos de la Capital y que le incautó bienes por un monto de  RD$600 millones.

Se le atribuye tener apartamentos, penthouse y automóviles marcas Mercedes Benz y  Porsche. Informantes de la Fiscalía también señalaron que tienen a otras dos personas detenidas,  encontradas con valores de RD$20 millones y RD$30 millones.

Esposado y acompañado de su abogado en varios procesos anteriores Carlos Balcacer llegó Cordero Martínez al Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, que aloja a la Fiscalía, donde un oficial de la Policía Nacional, agentes vestidos de civil y varios miembros de la seguridad judicial lo trasladaron a la cárcel provisional de la Fiscalía.

Con ropa deportiva, camiseta y pantalón apropiado para hacer ejercicios se presentó el hombre que el Ministerio Público vuelve a formularle cargos criminales por supuestos lavados de activos, a solo días de que saliera el libertad, mediante el pago de una garantía económica de 300 mil pesos.

Salió de prisión bajo fianza, pero se le sigue acusando de alegadamente haber ordenado la muerte al ex sargento de la Policía Reinaldo González de Jesús (Charly). Antes, se le había implicado con el condenado a ocho años por lavado de activos Manuel Emilio Mesa Beltré (El Gringo).

Hacen tres días que la Fiscalía había la puesta en libertad de Cordero Martínez, ejecutando la orden de libertad que con pago de fianza dispuso el juez Delio Germán, del Cuarto Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, al variarle le prisión preventiva que había impuesto un juez de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, por el asesinato del ex sargento este año, en el ensanche Lupérón.

Cordero Martínez fue beneficiado el año pasado con un recurso de  amparo otorgado por el juez Eduardo Sánchez, de la Cuarta Sala Penal del Distrito Nacional, cuando denunciaba que era perseguido por agentes que alegadamente lo mantenían en un estado de zozobra y que según dijo, lo vigilaban en su entorno.