El choque evitable

El choque evitable

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

La noticia es clara y permite augurar días de tormenta:
“PEDERNALES, República Dominicana. – Decenas de haitianos han retornado de forma voluntaria a su país por temor a represalias de un grupo de dominicanos que les dio hasta las 10:00 de la mañana de este martes para que abandonen esta provincia tras el asesinato del agricultor Julio Reyes Pérez y su esposa Neiba Féliz Urbáez, atacados el pasado 20 de febrero por tres nacionales de la vecina nación.
“El general Sugar Frugis Martínez, director del Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (CESFRONT), advirtió que “desbandaremos cualquier plan de agresión o desalojo forzoso a los extranjeros que se encuentren en territorio dominicano”. Crece el número de personas a quienes nos preocupa la presencia de haitianos ilegales en el país de manera incontenida y ojalá que incontenible.
En la memoria histórica de los dominicanos están presentes los haitianos que han guerreado en busca de que la isla sea una e indivisible y quienes sabemos que la isla está dividida. Tenemos razones históricas para luchar día tras día y otro más, por la independencia que nos legaron nuestros grandes hombres del pasado.
La independencia no perecerá en nuestras manos si actuamos a tiempo y con firmeza, si estamos dispuestos a ser dominicanos, si honramos el juramento de los trinitarios:
“En nombre de la santísima, augustísima e indivisible, Trinidad de Dios Omnipotente: Juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano, y a implantar una República libre e independiente de toda dominación extranjera que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales:
Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el Mundo, si tal hago, Dios me proteja: Y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo”.
Debemos cooperar todos para que se le pague al obrero dominicano un salario que le permita vivir decentemente y no se importen y se permitan trabajadores ilegales, para beneficio de los explotadores que obtienen así mayores ganancias.
Nosotros, ni nuestro país, tenemos que cargar con las miserias que afectan al pueblo haitiano; no es nuestra culpa que hayan destruido su flora, su fauna, sus ríos, sus bosques, que hayan convertido su país en un erial.
Lo de Pedernales, para mí, es el principio de un grave quebrantamiento de la paz cuando no haya haitianos para recoger el café, el cacao, el arroz.
Pedernales es el principio ¿crecerá la indignación en otros pueblos?

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