El control del PLD y sus efectos en el sistema democrático dominicano

El control del PLD y sus efectos en el sistema democrático dominicano

Inglaterra es la madre de la democracia parlamentaria, la cual se organizó sin un precedente doctrinal y en base al bipartidismo y en donde, generalmente, el partido ganador de las elecciones, ha obtenido una mayoría absoluta que le permite controlar al poder ejecutivo y al parlamento. ¿Esta situación de control de los dos poderes democráticos del Estado por un solo partido, atentaría en contra de la democracia en Inglaterra?
En los demás países de Europa esta democracia parlamentaria se organizaría en torno, no al bipartidismo, como en Inglaterra, sino en base al multipartidismo, provocando en la práctica el surgimiento de gobiernos débiles e inestables, o sea el funcionamiento de un sistema normativo que no respondía a la realidad de estas naciones y que por tanto no garantizaba el desempeño eficaz de la democracia parlamentaria copiada de Inglaterra. ¿Esta situación de multipartidismo europeo o asambleísmo, atenta contra la democracia de estos países? No. Es una variable de su sistema y esto ha dado lugar a que surja el denominado proceso de racionalización del régimen parlamentario que busca ajustarlo a la realidad concreta de cada país, como muy bien había planteado Montesquieu en su “Del Espíritu de las Leyes”.
¿En realidad, el control por un mismo partido de la presidencia de la República y del Congreso o Parlamento, ha generado una dictadura de partido en Europa o en los Estados Unidos de América? No. Sencillamente, la conformación del poder político ha pasado de ser dualista (presidente o poder ejecutivo por un lado y Congreso o parlamento opositor por el otro) a ser monista. Se podría argumentar que este monismo partidario afecta el papel de controlador y fiscalizador de las actuaciones del presidente y de los gobiernos, que tiene el Congreso o Parlamento; pero así está conformado el sistema democrático, especialmente en los países, que como en la República Dominicana, existe la democracia presidencialista, que sigue el modelo de los Estados Unidos de América.
Ni siquiera la reelección presidencial es un asunto político que afecta el funcionamiento de la democracia liberal o representativa. la Constitución norteamericana no la prohibía y por tanto no la veía como algo dictatorial. En la práctica, la reelección por tres períodos consecutivos del presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, estando, para su último período presidencial, en mal estado de salud, llevó a la clase gobernante norteamericana, a racionalizar, a través de los mecanismos constitucionales, la reelección presidencial y limitarla a dos mandatos consecutivos.
¿Qué le dice todo lo antes expuesto a los empresarios y a la sociedad civil dominicana? Que en el funcionamiento de la democracia que tenemos los dominicanos, en base a una Constitución que establece un Estado social y democrático de derecho, no pueden sentirse mal porque el Partido de la Liberación Dominicana o cualquier otro partido tenga un presidente de la República y un Congreso del mismo partido y que eso influya en el Poder Judicial o en la escogencia de las altas cortes, como podría y ha ocurrido en los Estados Unidos de América, en lo referente al Poder Judicial; sino que deben buscar la manera, junto con la oposición partidaria, hoy minoritaria, de aportar ideas, hacer propuestas y colaborar para racionalizar y hasta adecentar el ejercicio de la actividad política en la República Dominicana y ganarse el voto mayoritario de los ciudadanos; pero nunca desconociendo lo que manda nuestra Constitución.
Ahora bien, si de lo que se tratase es de eliminar el principio de la soberanía popular, de donde emanan todos los poderes del Estado, según el artículo 2 de nuestra Constitución; los empresarios, la oposición y la sociedad civil, pueden estar seguros de que hubiesen contado, de existir actualmente, con el apoyo entusiasta del filósofo griego Platón, del filósofo alemán Nietzsche y del filósofo español José Ortega y Gasset; pero esas son otras quinientas.

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