Los padres festejan cuando los hijos dan sus primeros pasos, dicen sus primeras palabras y, finalmente, atraviesan las puertas de la escuela. Acechándolos está, sin embargo, un temor que lentamente se va formando y que culmina con otra primera vez: la solicitud de admisión en la universidad, y la montaña de facturas que conlleva.
La mitad de los graduados de la escuela secundaria en los Estados Unidos este año harían mejor en no hacerse ilusiones de que mamá y papá les van a pagar toda, o parte de su educación universitaria, que actualmente insume seis cifras incluso en instituciones de segundo nivel. Según una nueva encuesta de Discover Financial Services, el 48 por ciento de los padres creen que sus hijos deberían pagar parte – sino todos – los costos educativos. Hace cuatro años, un 39 por ciento de los padres tenía esa opinión, lo que revela que la alcancía de los progenitores se está achicando.
Curiosamente, la proporción de padres dispuestos a pagar la totalidad de la educación de sus hijos aumentó del 9 por ciento en 2015 al 11 por ciento este año, lo que quizás refleje que el número de familias ricas está en aumento, al mismo tiempo que la mitad del país contempla solicitar préstamos estudiantiles cada vez mayores para hacer frente.
La encuesta de 1,000 adultos estadounidenses con hijos de entre 16 y 18 años la llevó a cabo Rasmussen Reports en nombre de Discover, entre el 30 de marzo y el 3 de abril. La mayor parte de los encuestados dijeron que podrían pagar al menos una cuarta parte del costo de la enseñanza. Se trata de una cantidad considerable, teniendo en cuenta que la deuda promedio por estudiante universitario en los Estados Unidos que completó los estudios en 2014 era de US$28.950, un aumento del 2 por ciento desde 2013.
La buena noticia para el sector de la educación superior es que el 82 por ciento de los padres entrevistados piensan todavía que obtener un título universitario es importante, y la buena noticia para los estudiantes es que el 78 por ciento de los padres dijeron que iban a colaborar de alguna forma.
Solicitar préstamos. No sorprende que solicitar préstamos sea el método más común utilizado para pagar la educación. Treinta y dos por ciento de los padres piensan solicitar asistencia financiera en los bancos, mientras que un 27% proyectan recurrir a los ahorros familiares. Un 4% de los padres dijeron que emplearían sus jubilaciones, y sólo unos pocos dijeron que considerarían refinanciar sus casas o tomar una segunda hipoteca.
Los estudiantes no tienen de qué ponerse demasiado contentos: más de la mitad de todos los padres dijeron que son ellos quienes tendrán que sacar los préstamos, en especial cuando la carrera que elijan no tenga buena salida laboral. (Se los hemos advertido, estudiantes de teatro). A pesar de confiar en que los estudiantes se hagan cargo de tomar los préstamos y de oír historias de recién graduados desempleados que arrastran deudas de US$100.000, un tercio de los padres no parece saber mucho sobre en qué se están metiendo sus hijos.