Madrid. EFE.- La medalla de oro que el gimnasta brasileño Arthur Nabarrete Zanetti conquistó hace cuatro años en Londres fue la presea número 500 de América Latina en la historia de los Juegos Olímpicos. Un hito cargado de simbolismo ya que sirvió para reivindicar el poderío del deporte olímpico de esta región justo antes de que Río de Janeiro asumiera el relevo organizativo.
Esa ciudad será la primera que albergue una cita olímpica en Sudamérica y la segunda de Latinoamérica, tras los Juegos de México 1968. Como entonces, los deportistas de la zona verán multiplicada su motivación ante la posibilidad de merecer una plaza en el podio. Así le ocurrirá al futbolista brasileño Neymar Júnior.
El delantero del Barcelona volverá a ejercer, a sus 24 años, como rostro más visible del fútbol de su país. Lo hará con el cometido de conducir al equipo brasileño hacia el triunfo después de dos sonoros fracasos, en el Mundial y en la Copa América Centenario.
Ausente por lesión en la semifinal ante Alemania, saldada con un 7-1.