El desguañangue del paraíso morado

El desguañangue del paraíso morado

Los pasados tres meses han sido traumáticos para los estrategas del paraíso morado. Esos estrategas nos tienen confinados en el mismo desde el 2004. Pero de repente se le ha desguañangado todo el entramado preparado para que, al igual que el sapo, se sintiera cómodo mientras se le calienta el agua para cocinarlo.
Estos 90 días han estado llenos de acontecimientos de muy variada naturaleza. Unos, frutos de la Madre Naturaleza con su desbordado volumen de lluvias que anegó en noviembre todo el territorio al norte de la Cordillera Central. Otros son frutos del accionar de los seres humanos que han desquiciado la mente de los estrategas morados por los imponderables que arrastran los mismos. El accionar efímero de una banda de asaltantes de bancos estremeció al país con un final de uno de los delincuentes masacrado salvajemente por la policía.
Y en medio del agitado desarrollo de los acontecimientos, la población al igual que el sapo no se sentía afectada por el agua que se va calentando. Pero se sacudió el pasado domingo 22 en una impresionante demostración cívica. Esto obligará a reestructurar la estrategia original armada en base a la creencia de una docilidad de la ciudadanía. Está abrumada por la corrupción desbordada, pero se ha sacudido para demostrar que posee los valores que hacen grandes a los pueblos como lo demostró una vez en 1965.
No hay dudas de que la intensidad de las lluvias preocupó al gobierno. Éste, con sus medidas urgentes de remediación, quedó al manifiesto su gran responsabilidad como continuidad del Estado en esos sucesos. Es que nunca, por politiquería, habían enfrentado la ocupación ilegal de las orillas de los ríos y arroyos. Al contrario, estimulaban tales acciones para facilitarle todas las obras de infraestructura para consolidarlas.
Después de los sucesos naturales, los humanos arreciaron en su aparición con el sonado caso del soborno continental de la Odebrecht. El caso está debidamente documentado por las investigaciones de las autoridades brasileñas, suizas y norteamericanas. Esto ha obligado a los demás países latinoamericanos a ponerse donde el capitán los vea.
Y el gobierno dominicano no ha podido quedarse atrás. No quiere aparecer como todo el mundo lo cree que es consentidor de la corrupción. Esas indelicadezas brasileñas, con el beneplácito de sus cómplices y socios de los países del continente, han sacudido el acostumbrado dejar hacer de los políticos latinos, incluyendo a los dominicanos.
Muchos de esos políticos, beneficiados por esas coimas brasileñas y expuestas por la decisión de la justicia norteamericana de llevar a los acusados a los tribunales, sienten que peligran sus vidas placenteras de alto lujo. Es que ahora los gobiernos consentidores de la corrupción, por las presiones a que están sometidos, deben aclarar muchas cosas.
Ya muchos ven peligrar sus fortunas acumuladas en los pasados 16 años. Esos políticos y empresarios recibían con placer sus generosas coimas en donde la sobre valoración de las facturas de las obras ejecutadas alcanzaba más del 40% del valor original.
La justicia dominicana no quiere aparecer señalada en el mundo como incapaz y consentidora de las indelicadezas brasileñas. Por eso ha procedido a abrir una investigación aparatosa. La Procuraduría General de la República lleva a cabo in vestigaciones que por el cúmulo de evidencias ya no puede alegar que no hay suficientes pruebas para someter a la justicia los beneficiarios locales. El arreglo de los $184 millones de dólares, que la Odebrecht deberá pagar al gobierno dominicano, es un triunfo pero que la gente no lo aceptará sino aparecen los verdaderos culpables y la suma correcta que estipulan las leyes para los casos de corrupción.
El rumor público especula y señala los culpables. Esto indica que el derrame de sobornos empaña el paraíso morado que se ha querido revestir los gobiernos peledeístas desde el 2004. La justicia dominicana, empujada por las presiones internacionales y locales, ha tenido que trabajar por las impaciencias de la ciudadanía para castigar a los culpables. Que el gobierno transparente sus actuaciones tal como lo exigió el país con la demostración del pasado domingo 22.
Ha llegado a tiempo la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de expulsar la presencia humana de la zona de Valle Nuevo. Se estaban afectando las fuentes de agua de todo el país para que las aprovecharan los asentamientos agrícolas ilegales, pese a las prohibiciones existentes desde hacía años. Y era que la agresión al medio ambiente se llevaba a cabo con total impunidad por el apoyo político. Ahora, después del domingo 22, la población se ha empoderado de sus responsabilidades ciudadanas. Probablemente de ahora en adelante quizás los políticos con más discreción oculten sus ambiciones.

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