El dominicano Jonathan Villar llama la atención con su bate de práctica

El dominicano  Jonathan Villar llama la atención con su bate de práctica

Florida –– Tres inviernos atrás, Jonathan Villar estaba jugando pelota invernal en su natal República Dominicana cuando uno de sus compañeros se le acercó mientras cargaba algo que a lo lejos parecía como un implemento de béisbol. Se trataba de una pieza de madera que se asemejaba a un bate, pero su forma extraña llamó la atención de Villar.

«¿Eso es un bate?», recuerda haberse preguntado Villar. «La primera vez que lo vi, ni siquiera pensé que se trataba de un bate».

Esta primavera, es el propio Villar quien está dejando boquiabiertos a sus compañeros en el campamento primaveral de los Orioles. Cada mañana el quisqueyano camina hacia la jaula de bateo con un extraño artefacto en las manos: un bate de práctica de doble barril con el que comienza su rutina diaria. El modelo que utiliza es el Camwood Hands-n-Speed hecho de madera de fresno y con características diferentes a las de un bate común y corriente. Lo que separa el de Villar es lo que tienen en el medio: un segundo barril que está justo encima de la parte donde se agarra, una especie de segundo aro incluido. Parece más un remo, o la pata de una mesa de comedor, que un bate.

«Yo lo uso cuando siento que mi swing está un poco largo», explicó Villar. «Este bate es muy pesado para hacer un swing largo. Cuando lo haces, la parte ancha siempre termina bajando».

Técnicamente, el bate pesa lo mismo que el de 33.5 onzas que utiliza Villar en los juegos. Pero al distribuir desproporcionalmente el paso hacia el cabo, crea una sensación de más peso cerca de las manos, obligando al bateador a hacer un swing más directo hacia la bola. Cualquier intento de hacer un swing largo para buscar elevados termina ocasionado una pobre conexión, o un swing fallado.

En resumen, alienta a los bateadores a hacer un swing plano en una época de ángulos de salida y swings de gradas.

«Te fuerza a tirarle las manos a la bola», siguió Villar. «Cuando tomo un par de swings con ese bate, siento que puedo mantener mis manos pegadas al cuerpo y darle por dentro a la bola».

Hacer eso, asegura Villar, lo ha ayudado a sumar poder sin necesidad de cambiar su swing, lo suficiente como para poder seguirse ganando la vida con sus piernas. Desde el 2016, Villar ha dado 44 jonrones y se ha robado 120 bases, todo eso al tiempo que mantiene una de las tasas más elevadas de conexiones por el suelo.

Los bateadores siempre han buscado la forma de tener un swing más rápido y conciso, y Villar dista de ser el único pelotero de esta época usando formas creativas para lograrlo. En el mismo campamento de los Orioles, Eric Young Jr. utiliza guantines para batear más pesados que los normales. Otros utilizan esas especies de donas pesadas o bates con cabos más gruesos para emular efectos similares. Pero el coach de bateo de los Orioles, Dan Long, dice que jamás había visto un bate como el de Villar en sus tres décadas en el béisbol profesional.

Villar tampoco había visto uno hasta que aquel compañero en la pelota dominicana, su veterano compatriota Ricardo Nanita, regresó de Japón con uno así. Aunque Villar se enamoró enseguida de la extraña herramienta, no fue fácil conseguir uno para él.

En el barril, se encuentra la razón: las palabras «Patente pendiente» están impresas en letras mayúsculas.

«¿Quieres ponerle un nombre», terminó Villar con una risa.

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