El dominicano no entiende con exhortaciones

El dominicano no entiende con  exhortaciones

A raíz de la gran tragedia originada por la ingesta de la bebida alcohólica denominada clerén que se produjeron el fin de año 2017 en comunidades de la región fronteriza con el vecino Haití, la ministra de Salud Pública, doctora Altagracia Guzmán Marcelino, se destapó haciendo un ferviente llamado a la población de abstenerse de consumir bebidas alcohólicas elaboradas de manera artesanal.
A propósito de esa exhortación, nos viene a la memoria un merengue que interpretaba el famoso Cuco Valoy en las décadas de los años 70 y 80; que en su estribillo un ciudadano dominicano decía al guardia: “No me empuje”, y el soldado le ripostaba: “Camine”. “Que no me empuje”, volvía a decir el ciudadano, y el guarda reiteraba: “Camine”.
Lamentablemente somos habitantes de un país que aun sabiendo las cosas nos hacemos los desentendidos. Una muestra de eso son las leyes que tenemos, que las violamos sabiendo que estamos haciendo cosas indebidas, pero como fulano lo hace mal; tenemos que hacerlo igual, pudiendo hacerlo mejor o bien.
Es un secreto a voces que colmados, colmadones y otros lugares, son distribuidores de rones de fabricación casera ante los ojos de las autoridades.
Por ejemplo; en el sector donde vivimos, existe un Destacamento policial, comandado por un coronel y un teniente coronel, de donde se distribuyen las patrullas que hacen los servicios en todo Manoguayabo, lo que es hoy Santo Domingo Oeste. A menos de 70 metros del Destacamento hay un colmadón que saca debajo del mostrador sus galones de clerén y lo vende al detalle abiertamente a ciudadanos que son adictos a ese consumo.
Entonces, no es con exhortaciones tontas que vamos a erradicar los males que nos corroen. Es con acciones responsables afecten a quien afecten que podremos mejorar la situación que nos lleva a la disolución como nación.

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