El efecto De Blasio

El efecto De Blasio

Paradójicamente, la desafortunada petición del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, para que los norteamericanos se abstengan de venir de turistas al país, en represalia por la aplicación del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, más que mal, nos hizo bien, pues activó, sin distingo de banderías políticas, el sentimiento nacionalista de los dominicanos aquí y en el extranjero.

El primero en reaccionar fue el embajador dominicano en Washington, José Tomás Pérez quien, en carta pública a De Blasio, hizo una ardorosa defensa de nuestro país y su derecho de aplicar las leyes migratorias, como lo hacen los propios Estados Unidos y todos los países del mundo, lo que motivó una serie de reacciones a favor del país.

Las declaraciones del alcalde neoyorquino activaron, además, a la Cancillería Dominicana, que se reunió con el cuerpo diplomático acreditado en el país e instruyó a todos sus embajadores a explicar en los distintos escenarios donde se desempeñan y a las distintas organizaciones y foros internacionales, la esencia y alcance del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros.

Esta campaña debe seguir, recordando como hizo José Tomás Pérez, la solidaridad demostrada por la República Dominicana en los funestos momentos que vivió nuestro vecino Haití con la desgracia del terremoto que en el 2010 destruyó gran parte del país, donde acudimos solidariamente con todas clases de ayuda.

Todos los dominicanos debemos defender, sin condiciones, a nuestro país y la correcta aplicación del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros frente a quienes desde posiciones populistas y demagógicas pretenden que el país cargue solo con la desgracia del pueblo haitiano y renuncie a sus derechos de soberanía.

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