El efecto dominó de las violencias contra las mujeres

El efecto dominó de las violencias contra las mujeres

Una tras otras. Así van cayendo las fichas de dominó  cuando, colocadas en fila, se derrumba una. El efecto es  similar en las violencias contra las mujeres.Y es que detrás de cifras de organismos ,como la Organización Mundial de la Salud, que dan cuenta que una de cada tres mujeres en el mundo es golpeada, obligada a mantener relaciones sexuales o sometida a algún otro tipo de abuso a lo largo de su vida, que dos, de cada tres es violentada y que más de un millón y medio muere cada año, hay graves violaciones a los derechos humanos y grandes imposibilidades de desarrollar una vida equitativa y productiva.

Los efectos son consecuencias negativas en la salud, en lo económico,  en lo cultural y en su participación social y política, con lo que se perpetúa la desigualdad y entonces hay más posibilidades de volver a padecer violencia. Es un circulo vicioso.

mujeres

Las violencias contra las mujeres se llevan de paso el derecho al trabajo, lo que perpetua la desigualdad económica.

Grave violación a derechos humanos. La violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y a las libertades fundamentales e impide total o parcialmente a las mujeres gozar de estos. Así es reconocido por La Asamblea General de las Naciones Unidas que califica a la violencia contra la mujer como  un problema grave.

Este se manifiesta  en las relaciones de poder históricamente desiguales entre los hombres y las mujeres, en detrimento de estas, impidiendo el adelanto pleno y el desarrollo de las mujeres.

«Las mujeres y las niñas de todo el mundo ven vulnerados sus derechos humanos por el mero hecho de ser mujeres, dice la ONU. También, la Organización Mundial de la Salud, OMS, declara en 1996, que la violencia contra la mujer, es un problema grave de salud, evidente en las secuelas que deja en la salud de las mujeres y el sistema sanitario, considerándolo como una prioridad de salud», dice Susi Pola, abogada y activista de los Derechos de la Mujer.

De su lado, Yaneris González, también activista feminista, explica que las mujeres que sobreviven a situaciones de violencia son sometidas y se meten en una dinámica que posibilita que otros tipos de vejaciones sean infligidas en su contra.

Señala además que abuso económico y controles que afectan el sano desenvolvimiento de las mujeres y su relación con las y los demás integrantes de la sociedad, por lo general presa de estereotipos y situaciones que internaliza sobre su propia valía, limitan su ejercicio ciudadano.

Yaneris González

Yaneris González, activista por los Derechos de la Mujer.

«Otra cosa es que lo que se dice sobre violencia que viven las mujeres muchas veces tiende a re victimizar; decirle a una mujer que “ella se lo buscó, a ella le gusta que le den” o “a las mujeres hay que darles para que aprendan” debe significar en lo cotidiano todo tipo de desvalorizaciones que repercuten sobre las mujeres, vengan estas de sus parejas, familias, o ellas mismas», manifiesta.

En tanto que Myrna Flores, abogada,  indica que  el derecho a una vida libre de violencia es reconocido  tanto a nivel internacional, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos,  como a nivel local con la Constitución, que en su versión más reciente, la de 2010, establece el derecho a una vida libre de violencia es el primer derecho violado.

Igualmente se reconocen los derechos a la igualdad, a la dignidad, a la seguridad y a la integridad física, psíquica, moral, entre otros.»Todos los artículos que conforman esta Declaración son violados cuando se ejerce violencia contra las mujeres y las niñas», señala Myrna.

Lo peor es que la violencia contra la mujer que persiste en todos los países del mundo como una violación generalizada a los Derechos Humanos es justamente  uno de los obstáculos principales por los cuales no se ha logrado la igualdad de género, tal cual aseguró  hace unos años Gilka Meléndez, en ese entonces representante del Fondo Población y Familia de las  Naciones Unidas para la República Dominicana.

Perpetúa desigualdad económica  y afecta vida productiva. Yaneris González, activista social por los Derechos de la Mujer, indica que existen evidencias de que la productividad del mundo descansa en el trabajo de las mujeres.

«Recientemente el discurso de los mecanismos multilaterales de cooperación Norte -Sur, principalmente, llegó a utilizar cifras que sugerían que mientras menos mujeres mueren (digamos producto de violencia o de negligencia o por cuestiones de muerte materna) es mayor la productividad», dice.

De su lado, Susi indica que la violencia contra la mujer, rasgo característico de la cultura machista, como llamamos también a la cultura patriarcal, se convierte a la vez, en causa y consecuencia y que una de sus manifestaciones es la dependencia económica de las mujeres, hasta en un nivel ideológico.

«Esto pasa a tal punto que, aunque una mujer sea la que aporte más en una familia tradicional, tendrá que rendir cuenta al hombre considerado “cabeza de familia” y capaz de manejar el dinero de la mujer pareja, a su antojo», explica Susi,  coordinadora del proyecto de Derechos Sexuales y Reproductivos de Profamilia.

Agrega que las mujeres violentadas, en un ciclo permanente de violencia, no disponen de libertad económica, una situación que, a medida que ese ciclo se va estrechando, es más dramática. ¿Causa y consecuencia?: la dependencia económica, perpetúa la violencia y la desigualdad.

Las mujeres tienen mas probabilidad de ser pobre que los hombres.

Las mujeres tienen mas probabilidad de ser pobre que los hombres.

Maria Fernanda López, abogada y activista por los Derechos Humanos, cuenta que hace más o menos una semana que publicaron los informes complementarios del IX Censo Nacional de Población y Vivienda del 2010, y al ver los resultados del informe sobre características económicas observó que solo un 28.85% de las mujeres se encontraban trabajando al momento de la encuesta frente a un 50.75% de los hombres.

«A mí entender estos resultados, son una muestra clara de cómo la violencia perpetua la desigualdad económica y limita su vida productiva porque estos mismos resultados, demuestran: ´´Que si usted es una mujer entre 19-35 años y oriunda del sur profundo, tiene todas las posibilidades más una de no tener ningún tipo de posibilidad´´ «, señala.

El qué hacer. La erradicación de la violencia contra las mujeres es posible con acciones que podemos hacer tanto a nivel individual  como colectivo social.

El poder de losmedios de comunicación debe usarse para erradicar la violencia de género.

En este sentido,  Yaneris  cree que hacen falta cuestiones en muchas direcciones, algunas más conocidas, divulgadas y practicadas en otros países con resultados positivos como son legislaciones, o sea definir leyes que condenen la violencia.

«Pero para que el sistema legal tenga efecto sabemos que hacen falta muchas otras cuestiones relacionadas con costumbres, mecanismos de denuncia que no expongan a las mujeres sobrevivientes de violencia. Tenemos que aprender a sancionar y castigar, (no solamente con cárcel) a nivel interpersonal las conductas violentas de la gente cercana a nosotros y nosotras», dice.

Agrega que la violencia no es algo privado. «Una debe meterse (contrario al pleito de mario y mujer). !Es una cuestión de salud pública!», indica.

Considera que además es necesario la creación de redes de apoyo y de campañas que ayuden a establecer la idea de que ninguna mujer se queda sin denunciar y aguantando porque le gusta, sino que es parte de una dinámica de control y dominio que de muchas formas está bien instalada y naturalizada en nuestras comunidades lamentablemente, y que empiezan a operar desde temprana edad, en el noviazgo o reproduciendo lo vivido en el núcleo familiar, o la falta de este.

«En general este punto me parece el reto más grande pero el más potente, lo que podemos hacer es a nivel individual sancionar la violencia, pero para esto tenemos que saber de qué se trata, que cuando te revisan el celular, están dando un paso, que hay que detener las invasiones al espacio personal, las conductas sobre nuestros cuerpos cuando son agresivas o tienden al control no pueden ser interpretadas a la ligera ni como cuestiones sexi, como “me quiere tanto que me rompió el celular porque llamó alguien”, concluye Yaneris.

 ¿Y desde los medios?    ¿Qué se puede hacer desde los medios de comunicación tradicionales y nuevos (como las redes sociales)?

Susi indica que la sociedad patriarcal nos robó a las mujeres la información necesaria para ser ciudadanas libres. «Por eso, junto con los hombres, compartimos la idea de la superioridad masculina e inferioridad femenina, que establece entre ambos sexos unas relaciones desiguales, una de cuyas consecuencias más perversas es la violencia de género», indica.

Entiende que desde esta realidad, la sociedad mediática tiene que tomar conciencia de esos patrones culturales que existen aún hoy y que producen significados construidos por las representaciones desde los medios, entendiendo que van a influir sobre las actitudes de las personas, por lo tanto, perpetuando o liberando socioculturalmente.

Yaneris considera vital no tomarse el tema a la ligera, (pasa dolorosamente con demasiada frecuencia), instruirse y no hablar por hablar.

Maria Fernanda López

Maria Fernanda López

«Hay que entender que se trata de dinámicas y muchas cuestiones entran en juego, que existen múltiples tipos de comportamiento agresor, y no todos son físicos, que no se resuelve mucho con clichés del tipo  “pero hay mujeres que golpean hombres también… cuando el porcentaje es mínimo comparado con la violencia más común», indica.

Pide tener en mente que el lenguaje funciona para perpetuar y que «decir hombre mata su mujer por celos» lleva dos mensajes: el hombre es el dueño de la mujer, y es suya, y por celos, está justificada la agresión porque la provoca.

«Lo más importante para mi es que el mensaje contra la violencia, sea cual sea,  sea un mensaje honesto, coherente con el propósito al que dice servir y que sea científico, no apelando a moral, ni a portarse bien, ni a ser mejores ciudadanos o ciudadanas, sino a respeto de derechos, que dignifique a la mujer y no la represente dañada como es el resultado de la misma violencia. No creo que eso ayude, más bien ayuda a perpetuar», explica.

Dice además que «no pueden haber mensajes hechos por machos, como algunas campañas del Estado que resultan violentas por si solas como son estos dos ejemplos: “Pégale a la pelota pero no a una mujer”, ¿realmente necesitamos la imagen de pegarle a algo pero no a ese algo que es una mujer? Es como te daremos el gustito sigue pegando, pero desplaza un poco esa rabia hacia un objeto inanimado que está hecho para ser golpeado, y que de forma inconsciente estoy equiparando con una mujer… la otra es la de Roberto “te puedes creer el dueño del mundo…” o sea, estos mensajes a mi parecer hacen una apología directa del machismo mientras se supone que envían el mensaje contrario, están diciendo algo bien claro: a los hombres dominicanos no se les puede decir “La mujer es un ser igual que tu y no es tu propiedad. Si la golpeas vas preso».

«Estos dos ejemplos para mi están diciendo: golpéalas pero que no se sepa, tu sabes que eres el dueño del mundo dales por debajo del ala, se sutil que hay algunos ojos sobre nosotros», señala.

Respecto al qué hacer en medios nuevos como  las redes sociales, dice que el mensaje debe ser científico, actualizado con las últimas verdades de la realidad académica, social y de las propias sobrevivientes. Mensajes contundentes que apelen a sancionar la conducta agresora y que tiendan a ofrecer apoyo a las sobrevivientes, que sepan que no están solas, ni tan atrapadas, y que su vida merece un chance y una oportunidad de cambio,  y que es deber del Estado dominicano propiciar dichas garantías.

En tanto que Susi explica que todavía las mujeres tienen que superar la brecha digital que existe y que las desfavorece.

«Poder acceder al poder mediático que llega a través del mundo digital, puede marcar una diferencia que nos acerque a un sistema de prevención masivo, en la medida que esta brecha vaya desapareciendo. El acceso a las redes empodera a las mujeres y por lo tanto, las libera», indica para luego señalar que por eso la preocupación internacional definida en la última Conferencia Regional  de la Mujer, de la CEPAL, desarrollada recientemente en el país la semana pasada.

«El acceso a las redes sociales de comunicación digital, es para las mujeres, una necesidad», concluye.

LAS CLAVES

Mitos que erradicar

1. El mito: La violencia intrafamiliar y de género es un pleito de mario y mujer.
La verdad: Es un asunto de salud pública

 

LA FRASE

¿Y el trabajo doméstico?

Yaneris: «Creo que no sería muy descabellado decir que probablemente existen cuestiones de discriminación, sometimiento, subordinación y violencia para que -a los fines de privilegio que el sistema patriarcal otorga a los varones- las mujeres realicen como si le fueran naturales, por ejemplo los trabajos de cuidado y del hogar, de enfermos, de hijos e hijas, (tengan o no otros trabajos remunerados) haciendo muchas veces doble y triple jornada y sirviendo sin reconocimiento, mientras su rol productivo es relegado al plano de la reproductividad (tener hijos o hijas) como función más importante».

LA CIFRA

Un Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS)  indica que el 70 por ciento de las mujeres asesinadas en el mundo lo son a manos de sus parejas o ex parejas, y esta es la principal causa de muerte y discapacidad entre las mujeres de 16 a 44 años de edad.

En la República Dominicana, la ENDESA 2007 muestra que 1 de cada 5 mujeres mayores de 15 años en el país ha sido víctima de violencia física en algún momento de su vida.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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