El fracasado levantamiento militar de noviembre del 64

El fracasado levantamiento militar de noviembre del 64

Teófilo Quico Tabar

Tal como expresé en el artículo anterior, militares y políticos que adversaban el golpe de Estado a la democracia constitucional y a Bosch como presidente electo en el 1963, particularmente el PRD, el desaparecido PRSC como algunos dirigentes ligados a la izquierda, estaban en proceso de conspiración para ponerle término al gobierno de facto del Triunvirato, y retornar a la institucionalidad.
Pero durante ese proceso, aunque casi nadie ha querido decirlo, se produjeron muchas desavenencias entre los grupos. Producto, fundamentalmente, de lo ecléctico de los participantes. Refiriéndome a la mezcla de militares y sus objetivos ulteriores. Estaba claro que todos querían ponerle término al gobierno de facto. Pero no necesariamente todos tenían los mismos objetivos. Pues unos querían el retorno puro y simple de Bosch al poder y la reposición de la Constitución; de otros militares se decía que querían pescar en río revuelto para quedarse con el poder; y algunos, sin que quedara claramente establecido, se les endilgaba que querían abrirle paso al retorno de Balaguer al poder. Para nadie era un secreto lo de las conspiraciones. Las reuniones se hacían ya casi sin mucho misterio. El cruce de informaciones entre los dirigentes políticos así lo indicaba. Cada grupo tenía sus propios contactos. Y producto de ello, el coronel Fernández Domínguez fue sacado del país a un cargo diplomático, como una forma de desarticular sus movimientos.
El llamado grupo San Cristóbal hacía reuniones y contactos con dirigentes del PRD, y con el propio PRSC. Los sancristobalenses: Ramón Puello Báez, Naya Pereyra y Nidia Puente, dirigentes socialcristianos, vivos los dos primeros, pueden dar testimonio de los acercamientos militares, aún siendo ellos muy jóvenes, aunque ya graduados.
Claudio Caamaño en un libro dice que él se mantenía en contacto con el querido amigo y dirigente socialcristiano, ya desaparecido Alberto Guzmán Rodríguez, a quien conoció cuando su papá, don César, estuvo de puesto en Moca, siendo ellos jóvenes estudiantes.
Antonio Rosario, además de presidente del PRSC de entonces, por su condición de esposo de doña Dulce de la Maza, hermana de Antonio de la Maza y demás hermanos, junto a César Estrella Sadhalá, hermano de otro de los héroes del 30 de mayo, mantenían contactos con militares. Pero el que mayores relaciones tenía con el grupo formal que encabezaba el coronel Fernández Domínguez, era Caonabo Javier, a través de la periodista Aleida Fernández, prima de Fernández Domínguez y ligada al movimiento socialcristiano de la época.
El general Morillo López, quien está vivo, siendo entonces coronel de la PN, aunque era un hombre institucionalista y militar por encima de todo, mantenía una actitud de inconformidad frente a la situación. Eso lo sabemos varios de sus amigos o conocidos.
Nótese, que entre el fracasado movimiento de noviembre del 64, y el levantamiento de Caamaño y Morillo contra Belisario Peguero, solo transcurrieron mes y medio. A penas dos semanas después. Bosch propició el Pacto de Río Piedras. Tres meses después se produjo la asonada popular del 24 de abril del 65.

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