El fuego de los centros de atención infantil diurna

El fuego de los centros de atención infantil diurna

CHIQUI VICIOSO
Cada mañana, al despertar, permanezco en silencio, y doy gracias por la luz, el trinar de los pájaros, el estruendo de los mangos cuando caen en el zinc de al lado, el maravilloso y bondadoso compañero que me da la bienvenida con una taza de café, las amistades entrañables, mi madre, mi tía, familiares, en todos pienso y por todos doy las gracias, hasta que escucho las noticias sobre las tragedias cotidianas.

Hoy ha sido la del calcinamiento de un niño en su propia casa, hijo de trabajadores, coincidente con el de tres menores muertos en Villa Altagracia, hijos de una madre soltera y trabajadora, a quien se le acaba de imponer (¡escuchen esto!) cincuenta mil pesos de multa, como si ella no tuviese ya suficientes tragedias con tener que mantener sola a tres hijos cuyos padres nadie salió a ubicar, y mucho menos multó. Definitivamente, el movimiento feminista ha muerto!

Anoche observé a un presidente Fernández radiante en el evento sobre la Sociedad del Conocimiento, en el Brasil, y me conmoví porque lo vi en sus aguas. Allí declaró que eso era lo que él debía de estar haciendo, aunque en este país insisten en agobiarlo con esas «rémoras de los problemas del Siglo 19» que son el hambre, escuelas destartaladas, caminos sin reparar, problemas de salud, todos desafíos que él como Presidente no podía evitar. Tan entusiasmado se sentía que dijo estar «tentado a cancelar su cita con el Presidente Lula para quedarse en el seminario». Muchos verán en esto una muestra más de la incapacidad del Presidente para «ensuciarse las manos», yo lo veo como la declaración sincera de un intelectual que una vez termine su mandato pertenecerá al círculo privilegiado de conferencistas de las grandes universidades mundiales y podrá dedicarse a lo que realmente ama, en otro lugar que no sea éste, donde la pobreza se multiplica y la avidez de los ricos no parece saciarse, aunque solo contribuya a cavarles su propia tumba.

Hoy, interpelan a Max Puig en el Senado, otro intelectual idealista y honrado a quien conozco desde hace décadas y que, o se quema porque no puede con la gestión, o porque lo queman. Una se pregunta: Y para qué fue que lo contrataron? No fue para preservar el futuro físico de la Nación contra las todas las avideces, sean éstas del color que fueran? Mal hace el desacreditadísimo Senado en embestir a quienes la gente percibe como hombres y mujeres íntegros, porque el pueblo lee otra cosa y como está demostrado la impunidad no se detiene ante ninguna militancia. Así es que Pared que se remita a los hechos y deje de hablar de «perversidades», prejuzgando de antemano lo que parece ser una acción inquisitorial, que ya de Inquisiciones basta.

Por ultimo, si hemos de iniciar acciones judiciales, o interpelaciones, llevemos a las Cortes de Justicia a las instituciones que no cumplen con su deber de garantizar la vida y la felicidad de los y las ciudadanos, o de proteger a los y las más desvalidos, porque en el caso de los niños y niñas incinerados: De quién es la responsabilidad de que la gente más pobre viva hacinada? De quién que no haya Centros de cuidado Diurno de la Niñez (no Guarderías porque los niños y niñas no se guardan) de los hijos de trabajadores y trabajadoras, sean éstas madres acompañadas, o solteras? De quién, o quiénes?

Es el CONANI el que debe construirlos? No, porque todo gestor estatal, o no que se respete, sabe que donde más se roba es en las construcciones, remodelamientos y amueblamientos de instalaciones y debe evitarlas como a la peste si de preservar su honra y la de su familia se trata.

Los organismos que son rectores tienen como función principal coordinar las acciones de las distintas instituciones del Estado para que éstas asuman como propia sus prioridades, en este caso Obras Públicas construye Centros de Atención Diurna de niños y niñas de padres trabajadores en los barrios más marginales; Educación provee el personal capacitado; las Fuerzas Armadas la vigilancia; sus Comedores la comida de los niños, o en su defecto la Oficina del la Primera Dama, los padres y madres la limpieza y mantenimiento de los locales, y se verá cómo los Centros de Atención Diurna se extenderán como un fuego en las praderas secas de la esperanza colectiva y no habrá niños bajo pestillos y candados ni hermanitas que se traumaticen de por vida porque la madre estaba trabajando, en barrios poblados de violencia, degenerados, enajenados mentales y desesperanza.

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