KARACHI. El joven Mohammad Salman se creía condenado a una vida errante, de mendicidad y de drogas en los barrios más sórdidos de la megalópolis Karachi, pero ha encontrado la salvación en el fútbol y se prepara para participar en el Mundial para niños callejeros, ¡en Brasil!
¿Quién hubiese podido imaginar que este adolescente, que abandonó el hogar familiar a los 13 años, iba a representar tres años más tarde a su país en el extranjero? Seguro que él no.
«En mi vida pasada, yo era un niño de la calle, consumía droga, ni iba al colegio», recuerda Mohammad.
«Era adicto, no sabía lo que hacía ni lo que iba a hacer con mi vida», añade. El renacimiento de este joven paquistaní comenzó cuando fue detectado por la ONG Azad que, gracias al balón, reintegra a una cierta normalidad a los niños de Karachi, la megalópolis del sur, que tiene más de 20 millones de habitantes.
«Han logrado despertar en mí el interés por el fútbol», dice el chaval. «Estoy excitado con la idea de tomar parte en un Mundial para niños callejeros», añade.
Esta peculiar competición se organizó por primera vez en Sudáfrica en 2010, poco antes del Mundial que ganó España, y en él tomaron parte equipos de Brasil, Nicaragua, India, Filipinas, Tanzania, Ucrania y de Mánchester, ciudad del norte de Inglaterra.
El equipo indio fue el ganador de un torneo que fue un completo éxito, de ahí que se celebre una segunda edición, del 28 de marzo al 6 de abril en Rio de Janeiro, a pocas semanas del Mundial de los profesionales.