El insano apetito de los partidos

El insano apetito de los partidos

El PLD y el PRD, que alguna vez fueron como el aceite y el agua, han logrado en tiempo récord una asombrosa simbiosis por conveniencia electoral que, sin duda, implicará sacrificar en algo la democracia interna, en perjuicio de legítimos aspirantes a cargos electivos. Sin embargo, tanta diligencia no ha sido posible para articular un consenso que desembocara en la aprobación de una ley electoral que armonice con el mandato de la Constitución vigente desde el 26 de enero del 2010.

Bajo el imperio de semejante conveniencia, los partidos con representación en el Congreso han mantenido el consenso de evitar darle el visto bueno a una ley de partidos políticos que fiscalizaría el modus operandi de estas organizaciones, el origen de sus fondos y la manera como invierten los dineros que reciben del erario para financiar sus campañas. En ambas situaciones, los imperativos institucionales del país han sucumbido bajo el peso de conveniencias grupales no siempre muy santas.

Así las cosas, iremos a las elecciones de 2016 con una ley electoral que no se acomoda lo necesario al mandato de la Constitución, lo que, eventualmente, colocaría a la Junta Central Electoral ante la necesidad de extraer soluciones de debajo de la manga para resolver posibles imprevistos. Este proceder de los partidos resta, en vez de agregar, valor a nuestra democracia.

La PN y el uso de la fuerza

La muerte de un presunto delincuente a manos de policías debe ser investigada. Cuando el jefe de la Policía, mayor general Nelson Peguero Paredes, dice que no puede opinar acerca de un suceso de esa naturaleza, por no haber estado presente, deja la impresión de que minimiza la importancia de investigar la versión dada por los agentes actuantes. En el caso del presunto delincuente apodado “Batatica”, acusado de matar al vigilante durante el asalto a una sucursal del Banco Popular en la avenida Luperón, la patrulla ejecutora da una versión y la familia da otra, que da a entender que en su muerte hubo exceso.

Defendemos el derecho de los policías a resguardar sus vidas, pero hay que tener presente que ha habido casos en que ejecuciones sumarias ha pretendido justificarse en la figura del “intercambio de disparos”.

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