El lamento de Yeni Berenice

El lamento de Yeni Berenice

Claudio Acosta.

Se lamenta Yeni Berenice Reynoso, casi con amargura, de que la presión política en los procesos judiciales sigue siendo una cultura en el país, con lo que simplemente nos está recordando, por si alguien quiere llamarse a engaño o hacerse el pendejo, que nunca ha sido de otra manera.   Y como quien relaciona una cosa con la otra, la Fiscal del Distrito Nacional  se quejó a seguidas de que el PRD,  el partido al que pertenece  el regidor  de Pedro  Brand Erickson de los Santos Solís, acusado de integrar  una banda de sicarios responsable de la muerte de varios choferes, le llegara a pagar hasta sus abogados defensores. Pero también lamentó  que el senador peledeísta por Elías Piña, Adriano Sánchez Roa, se ofreciera  como garante, junto a otras autoridades de la provincia, de la fianza del transportista Arsenio Quevedo, imputado en el mismo expediente. Yeni Berenice no se limitó  a señalar los pecados que le atribuye a esos  sectores políticos sino los que estarían a punto de cometerse, al exhortar al transportista Blas Peralta, acusado junto a su chofer del asesinato del exrector de la UASD Mateo Aquino Febrillet, a desistir  de sus intentos por   buscar padrinos políticos. Es una lástima, sin embargo, que la funcionaria no abundara mas, a partir de su propia experiencia, sobre esa “cultura” que retrata tan bien la falta de escrúpulos de nuestra clase política, capaz de aliarse hasta con el Diablo si conviene a sus intereses  y a sus bolsillos, aunque eso signifique proteger a narcotraficantes,  personeros  del crimen organizado o funcionarios corruptos, sobre todo si pertenecen a su propio partido.  Y contra esa mancuerna  perversa y poderosa, como tuvo la oportunidad de comprobar la propia funcionaria  con los imputados  de corrupción que el Ministerio Público  intentó sentar en el banquillo, no hay quien pueda, y lo peor de todo;  nada hace pensar que será distinto en el futuro, del que los políticos también se han apropiado sin  ni siquiera pedirnos permiso.

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