El matrimonio homosexual-igualitario, ¿un derecho o una aberración?

El matrimonio homosexual-igualitario, ¿un derecho o una aberración?

Tahira Vargas

Recientemente la Coalición Nacional de la Juventud Evangélica declaró (según registran varios medios de prensa) “el establecimiento de la lucha contra todo intento de aberración, antivalores, matrimonio gay, desempleo en la juventud, violencia intrafamiliar, la delincuencia y otros males que arropan nuestro país actualmente”.

La existencia de un tipo de matrimonio o alianza entre las personas sea de diferente sexo o de un mismo sexo no es ni una aberración ni un antivalor.

El matrimonio desde la perspectiva antropológica se considera como la “forma de unión culturalmente pautada en las distintas sociedades entre personas de diferentes sexos o de un mismo sexo para regular la reproducción, filiación, la residencia, posesión de bienes, derechos y obligaciones”. (Giner, Espinosa, Torres 1998: 464).

Las sociedades humanas a través de la historia muestran una amplia diversidad de formas y pautas matrimoniales entre las que se registran: matrimonios grupales, matrimonios polígamos, matrimonios monógamos. Dentro de la poligamia existe la poliginia y la poliandria. La poliginia referida a la unión de un hombre con dos o más mujeres y la poliandria de una mujer con varios hombres.

La existencia de relaciones afectivas entre personas de un mismo sexo se registra en todas las sociedades humanas desde la antigüedad. La sanción social y cultural a estas relaciones varía de una sociedad a otra, en distintas épocas. La prohibición de este tipo de relación homosexual no ha tenido impacto en su disminución o erradicación, es un fenómeno humano como la sexualidad que fluye aun cuando esté cargado de prohibiciones y tabúes. Por el contrario, las prohibiciones y tabúes alrededor de prácticas afectivas y sexuales como las de opciones sexuales distintas (homosexuales, transexuales, bisexuales, entre otras) lo que ha provocado históricamente y en la actualidad es abuso, discriminación, violación de derechos y violencia.

El establecimiento legal del matrimonio entre personas de un mismo sexo es una garantía de respeto a los derechos humanos. Personas que se unen afectivamente y cohabitan compartiendo gastos y bienes desde una relación heterosexual u homosexual están sujetas a cambios por muerte, violencia o por separación. La legalización de su relación evita situaciones de abuso, inequidad y violaciones de derechos. En la actualidad cerca de 14 países han legalizado los matrimonios homosexuales o igualitarios. Nuestro país tiene una Constitución que lo define como una sociedad democrática donde se respetan las libertades individuales y los derechos humanos.

La legalización de los matrimonios entre personas de un mismo sexo no contradice nuestra Constitución ni los principios de nuestra sociedad. En la medida en que la ley favorezca la equidad se favorece la armonía y la cohesión social.

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