El nuevo hogar venezolano en el Caribe

El nuevo hogar venezolano en el Caribe

Miles de venezolanos se han incorporado a la diáspora caribeña debido a la calamitosa situación que vive su país, por la desastrosa administración de Nicolás Maduro. Ni siquiera le ha dado por los tobillos a lo que hizo su predecesor, mentor y guía, Hugo Chávez. Este inició el despelote nacional de un país rico que de la noche a la mañana se sumergió en una penosa pobreza.
Son muchos los venezolanos que han encontrado en la hospitalidad dominicana su nuevo hogar. Ya repuntan como un dinámico sector comercial que impacta en las áreas donde han estado aplicando sus destrezas y sus capitales. Desde las grandes inversiones en turismo y hermosas centros comerciales de calidad en la capital hasta la humilde y bonita rubita que sirve sandwiches en una popular barra de la Rómulo Betancourt, todos han encontrado sus motivaciones para invertir y trabajar hombro con hombro con los dominicanos.
Ha sido un camino de doble vía la hospitalidad tanto en Venezuela como en Dominicana de los ciudadanos de los dos países. Tal tradición se remonta desde la época de las luchas independentistas cuando muchos dominicanos encontraron refugio en la tierra de Simón Bolívar. El refugiado dominicano más ilustre, al que los venezolanos le abrieron sus brazos y sus corazones, fue nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte. Este, expulsado de su patria en septiembre de 1844, solo retornó al país en 1864 por varias semanas y luego fue devuelto a Venezuela con un cargo diplomático, que era su expulsión del país que finalmente lo condujo a la muerte en 1876.
Durante la dictadura de Trujillo fueron cientos de dominicanos que encontraron en Venezuela un hogar. Desde allí desarrollaron sus actividades productivas mientras anhelaban y luchaban por la liberación de su patria. Fueron muchos los que se entregaron a esa lucha, para la cual contaron con respaldo y animación de connotados líderes venezolanos con amplias simpatías para el país de Quisqueya.
Ahora Venezuela, con una calamitosa situación económica y política debido a los errores de una administración con gobernantes que no saben lo que tienen entre manos, se debate en un caos donde el hambre y las protestas imperan ante la mirada del mundo que no asimilan de cómo ese país, otrora próspero y ejemplo de democracia en América, es ahora un desorden del chavismo heredado por Maduro y de grandes riesgos para el hemisferio.
Los dominicanos nos estamos beneficiando de esa diáspora de un país hermano. Tenemos muchos lazos comunes con los venezolanos que van desde el idioma, las creencias religiosas, el béisbol y el mismo fervor de la música. Es distinto a otra emigración que disfruta de la hospitalidad dominicana pero la barrera del idioma, de las creencias religiosas y aficiones deportivas, los convierten en un grupo separado de difícil integración y con relaciones históricas muy controversiales y agresivas en la misma isla.
Los venezolanos están mostrando al mundo su valor patriótico y su decisión de rescatar a su país de las manos de una desacertada administración política y económica. Sus ciudadanos no quieren la ruina ni el colapso de su país. Su presencia con protestas cotidianas en las calles de las ciudades venezolanas es una muestra de una firme decisión hasta las últimas consecuencias para recuperar la patria bolivariana del marasmo en el cual ha sido empujado por los herederos del chavismo incapaz. Este demagógicamente despilfarró la riqueza petrolera al darle a los países del hemisferio, en especial a Cuba y a bajos precios, un crudo que era parte de su riqueza, pero a cuenta de la solidaridad y para contar con un respaldo para soñadas aventuras políticas de agrupamiento ideológico.
Los venezolanos en el tiempo que llevan en el país después de haber salido de su país han sentado las bases muy estables en Dominicana. Sus aportes con su trabajo, con sus capitales y sus conocimientos es elocuente. Hasta la gastronomía local se ha enriquecido con platos típicos venezolanos que han sido del gusto de los dominicanos, que en determinados sectores de la gran ciudad, disfrutan de una sabrosa y rápida comida de empanadas. Son muchas las empresas que se han nutrido de un capital humano y económico que refuerzan al país en su desarrollo.

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