El orden fiscal es reto institucional

El orden fiscal es reto institucional

Las fallas del sistema electoral empujaron a diferentes grupos sociales a reclamar acciones inmediatas para corregir flaquezas institucionales en materia política. Pero las debilidades normativas florecen por todas partes, y en el terreno fiscal se han acumulado por décadas. La reforma fiscal, materia rezagada de la Estrategia Nacional de Desarrollo, es necesidad impostergable porque el orden tributario actual es insostenible.
Aunque la designación de Magín Díaz a la cabeza de la DGII fue oportuna para aplacar disparidades que sobre la proporción de la evasión fiscal sostenían el exdirector, Guarocuya Félix, y el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, una ojeada al currículo de Díaz sugiere que su capacidad será aprovechada para algo más que frenar un debate, y que su gestión como asesor de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Uruguay en política tributaria y fiscal lo acredita para participar del reto que tiene el país.
El Gobierno plantea que reforma fiscal no significa necesariamente crear nuevos impuestos, y esto hace suponer que enfocará la mira con énfasis en flancos como gasto público, exoneraciones, evasión y elusión, y en la eliminación de cargas financieras injustificables. El caso es que una auténtica reforma fiscal tiene que formar parte del afianzamiento institucional que el país requiere sin más dilaciones.

Peligro en las  carreteras

A la hora de escribir este comentario ascendía a 16 el número de muertos y a 13 el de los heridos en la colisión frontal entre dos camiones ocurrida la noche del sábado en la carretera que enlaza a Sanchez y Nagua. Evidentemente, uno de los vehículos involucrados en el choque invadió el carril del que circulaba en dirección opuesta, y no se descarta que la imprudencia haya tenido que ver con la magnitud de los daños.

Hemos planteado la necesidad de mejorar la vigilancia en las carreteras, para reducir la posibilidad de que conductas imprudentes degeneren en tragedias como esta. Tal vez, y es una simple conjetura nuestra, necesitamos darle a AMET la jerarquía de “Autoridad Nacional del Transporte (ANAT)”, con todas las prerrogativas necesarias para lidiar con este problema.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas