Gobernar un país no consiste solamente en tomar decisiones. Como el poder se ejerce para servir a un conglomerado, la función de gobernar exige comunicación con los gobernados. Un Presidente debe hablarle a sus súbditos acerca de lo que hace por su bienestar, o de cómo les benefician o perjudican situaciones y decisiones internas o externas. No tienen el mismo mérito una declaración o discurso del Presidente y un comentario de un funcionario a través de las redes sociales, aunque se trate del vocero del Gobierno.
Al presidente Danilo Medina le hemos criticado su escasa comunicación con los periodistas de la fuente palaciega. Es una actitud que, inclusive, fue planteada ante la más reciente asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) como parte de algunas limitaciones al ejercicio periodístico. El Presidente ha limitado sus discursos a la agenda formal y soslaya hechos fortuitos que merecerían una alocución al país.
Hoy y El Día, colegas matutinos, hacen causa común en esta posición relativa a la falta de una comunicación más directa y fluida entre el Presidente y su pueblo. Pretendemos que, al menos, instituya encuentros periódicos con la prensa y que rompa el silencio cuando la relevancia de los acontecimientos lo requieran. El país quiere escuchar el pensar y sentir del Presidente sobre muchos temas cruciales.
RECICLAJE: UN NEGOCIO REDONDO
La recolección de plásticos se ha convertido en actividad provechosa para familias pobres, el medio ambiente y empresas dedicadas al reciclaje. En las riberas del río Ozama es común ver a niños, adolescentes y adultos dedicados a reunir desechos de este material para canjearlos por alimentos, como parte del programa Vida para el Ozama, puesto en marcha por el Voluntariado del Banco de Reservas.
En esta época dedicada a dar impulso a las micro, pequeñas y medianas empresas y apoyar a emprendedores, sería de gran utilidad que el Estado incentive pequeñas empresas dedicadas a la recolección y reciclaje de plásticos para convertirlos en objetos útiles o en materia prima exportable. Sería una forma idónea de crear plazas de trabajo y contribuir a la limpieza del ambiente. El programa del Voluntariado del Banco de Reservas muestra cómo sacarle a la basura provecho por diversas vertientes.