Son sumamente graves y merecen investigación, las causas que alude para justificar su retiro la comisión de transición del alcalde electo por el municipio de Santiago, Abel Martínez. Los comisionados acusan a las autoridades salientes de serias irregularidades, entre las que citan reparto de solares de áreas verdes, pagos de facturas sin el debido soporte que indica la ley, construcciones ilegales en los cementerios y reparto irregular de los locales de la plaza El Alfarero, en las inmediaciones del Monumento a los Héroes de la Restauración.
Aunque debe haber disposiciones que prohiban y castiguen las indelicadezas en perjuicio del patrimonio público, en el caso de los gobiernos municipales es muy frecuente que se produzcan actos como los denunciados por la comisión de transición de la autoridad edilicia electa para Santiago. Debería existir un instrumento que durante el período de transición asuma el control de las cuentas de las instituciones, como forma de cerrarle el paso a posibles manipulaciones indebidas.
La Cámara de Cuentas debería empoderarse de la situación denunciada en Santiago y realizar las investigaciones pertinentes para comprobar la gravedad del caso. Las facultades de la autoridad municipal no contemplan acciones que se salgan del marco de lo legal y sensato.

Control sanitario y etiquetado

El Ministerio de Salud Pública y organismos de protección de los consumidores deben mantener bajo vigilancia permanente las fábricas artesanales de quesos y otros productos derivados de la leche. En el Este del país varias queserías han sido intervenidas por este tipo de problema. También es preciso hacer que se respeten las normas de calidad, de manera que lo inscrito en el etiquetado de los productos corresponda fielmente a la composición del contenido vendido al público.
La falta de higiene de algunas fábricas de quesos se ha convertido en un factor que contribuye al desplazamiento del producto criollo en el mercado local y un serio obstáculo para el desarrollo de su potencial exportador. Hacer respetar las normas sanitarias debe ser tarea permanente, para bien del consumidor y de la propia industria.