Aristóteles el gran sabio griego de la antigüedad, concibió la política como la ciencia madre en su más alto sentido. De acuerdo a su criterio, esta regula todas las actividades humanas.
Estimaba que el Estado tenía un papel dominante en la polis; era el Soberano y autosuficiente por lo que no existía poder contra él; según consigna el sociólogo y politólogo doctor Leonte Brea en su libro: “El Político, Radiografía Íntima”, página 39, el que cayó en estos días en mis manos.
Esa retórica de Aristóteles, parecería que han abrazado los miembros del poderoso Comité Político del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que ha gobernado en las últimas décadas, y convertido al Estado dominicano en un botín, en el que solo esa cúpula se beneficia de los bienes y servicios que originamos todos los que pagamos impuestos al erario.
El desenfreno ha sido tal, que no ha valido la forma de gobierno que han creado con la tarjeta Solidaridad, bonos gas, y otros subsidios establecidos para engatusar a los pobres y adherirlos a sus propósitos perpetuadores, que no obstante a ello, todo demuestra que la casa se les cae encima.
Y es que nada es eterno, solo DIOS. ¿Cómo se han llegado a creer los peledeístas que podrán engañar al pueblo todo el tiempo?
Los escándalos de corrupción vienen dando al traste con lo que perecería ser la consolidación del PLD, luego de las elecciones pasadas del 2016.
Pero la forma atropellante como el presidente Danilo Medina Sánchez impuso la reelección, violando los más elementales principios éticos, ha sido el detonante que tiene a su Gobierno en jaque. Los días por venir definirán el futuro de la República Dominicana.