El peso en un ambiente de cotización estable

El peso en un ambiente  de cotización estable

La actividad en el mercado cambiario crece a un ritmo más rápido de lo normal en los primeros meses del año. Y no es porque aumenta la incertidumbre por riesgo inesperado, se debe, como lo explicó el Gobernador del Banco Central, a que es el periodo cuando los importadores compran sus dólares para pagar a suplidores, y las empresas extranjeras hacen lo propio para repatriar beneficios.
El aceleramiento de las compras-ventas de dólares no debería extrañar, pero por lo regular no sucede de esa manera, se ha convertido en un culebrón cambiario, dicho de otra manera, una idea zombis que no muere aunque las estadísticas evidencien que es errada. Por ejemplo, en las últimas semanas se ha estado hablando de escasez de dólares y de aumento de la presión cambiaria, pero las estadísticas dicen que ha sucedido lo contrario, veamos.
Sobre lo primero, la oferta diaria de dólares en enero promedió US$120.8 millones, aumento 37% con relación a los US$88.4 millones en enero de 2016. Por la mayor oferta de la divisa la tasa de cambio se mantuvo dentro del rango programado, el Presupuesto público de 2018 se preparó con una devaluación de 4.0% y el viernes el dólar costaba RD$49.2432, la devaluación interanual de 4.2%.
Con respecto al aumento de la presión cambiaria, tampoco es verdad, los números dicen que sucedió lo contrario. En los primeros dos meses de 2018, la Emisión Monetaria Restringida se redujo en 7% y las Reservas Internacionales Netas aumentaron en US$1,269.7 millones, en febrero cerraron con un balance récord de US$8,050.1 millones. La tasa de cambio teórica se calcula la primera sobre la segunda variable, si se resta a la tasa de cambio (RD$49.2432) observada el pasado viernes, se tiene que la presión cambiaria así calculada está por debajo de la que existía a final de junio y diciembre 2017. Es decir, no existe presión adicional en el mercado.
¿Qué se espera para final de año? La perspectiva es que la inflación y la devaluación del peso sean más o menos iguales. Como inflación baja y estable implica estabilidad de la tasa de cambio, los agentes económicos confían en que se cumpla lo establecido en el Presupuesto público, que la depreciación del peso sea de 4%. Es decir, que se ubique en el valor central del rango meta de la inflación de 4.0% para 2018. Las estadísticas apoyan la tesis de igualdad o poca diferencia entre inflación y devaluación del peso, en los últimos tres años (2015-2017) la diferencia promedió solo 0.22 puntos porcentuales.
Conscientes de que nada se mueve más rápido que el dinero, las autoridades vigilan las actividades económicas internas y externas para identificar posible shocks y anticipar medidas preventivas. En febrero el dinero en manos del público y los depósitos transferibles en los bancos se redujeron en 2.5% con respecto a diciembre 2017, mientras a febrero la inflación interanual fue 3.332%, por debajo del rango meta.
En suma, en el mercado fluye suficientes dólares y el peso no ha tenido presiones alcistas adicionales. Como el aceleramiento de las compras fue de corta duración, el peso entró en un ambiente de cotización estable en el mercado cambiario.

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