En los 15 años consecutivos que tiene en el poder el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) dos crisis internas han estremecido sus cimientos, y por una sola causa: la repostulación del presidente Danilo Medina.
La primera empezó a gestarse en 2014, en el segundo año de su primer mandato, cuando comenzaron a sentirse los vientos reeleccionistas desde las esferas palaciegas.
Pero tal posibilidad se creía casi ficticia porque Medina había expresado una frase lapidaria que está atrapada en la gran telaraña de Internet: “Yo solamente estaré cuatro años en el Gobierno, ni un día más”.
“Y no vuelvo tampoco con tiempo intercalado, yo siento que aquí hay una legión de gente que puede ser presidente, y lo que tenemos que hacer es un enfoque colectivo de país”.
Pero como del dicho al hecho hay mucho trecho, la ficción fue superada por la realidad y, a principios de 2015, cuando ya el expresidente Leonel Fernández había anunciado que se postularía otra vez para la Presidencia de la República, el guión cambió dramáticamente porque Medina entró al club de los presidentes reeleccionistas.
En esa ocasión los seguidores de Fernández expresaron su rechazo a tales propósitos, argumentando principalmente que la Constitución le impedía repostularse y no había tiempo para embarcarse en tal aventura, aunque Medina tenía altos niveles de popularidad.
Pese a los denuestos y ofensas entre danilistas y leonelistas, las diferencias se manejaron al mejor estilo peledeísta: a puertas cerradas y con el traje de la cordura.
Eso quedó evidenciado en el encuentro que realizó el Comité Político el 19 de abril de 2015 en la casa del empresario Luis José Asilis, en Metro Country Club, en Juan Dolio.
Ese día la cúpula del PLD acordó modificar la Constitución, tomando en cuenta que era mayoría en el Congreso Nacional, para que Medina pudiera repostularse para un segundo mandato consecutivo.
Lo convenido se resumió en 15 puntos, de los cuales el más importantes fue proponer la modificación del artículo 124 de la Constitución de 2010, agregándole un artículo transitorio que le cerrara las puertas a la reelección indefinida.
El primero de mayo de ese año ocho senadores sometieron el proyecto de reforma, y el 15 de junio el Congreso, convertido en Asamblea Revisora, aprobó la modificación constitucional acordada por el PLD.
Mientras la opinión pública se sorprendía del cambio de Medina, con relación a la reelección, él se mantuvo en silencio y, no fue sino después de reformada la Carta Magna, que se dirigió a la nación el 17 de junio para explicar los porqués de sus deseos continuistas.
“Siempre que fui consultado por compañeros del partido, o por representantes de la sociedad civil, mantuve una posición equilibrada e imparcial. En ningún momento estimulé o aceleré el proceso. Al contrario, me mantuve siempre con cautela y redoblada atención. Pero si no estuvo en mí estimular este proceso, tampoco estuvo en mí frenarlo, ya que brotaba de un deseo popular profundo.
“La reelección servirá para profundizar cambios y para la democratización del país. Y la democracia dominicana se regirá por el modelo que ha dado resultado en otras democracias mundo, ocho años y nunca más”.
Pero los tiempos cambian. En las elecciones de 2016 Medina ganó la Presidencia con el 62% de los votos, uno de los porcentajes más altos de los últimos tiempos.
Inició su segundo mandato en agosto de ese año, pero en 2017 empezaron a aflorar las voces reeleccionistas, para desdicha del expresidente Fernández y de otros aspirantes, quienes probablemente se sentían blindados con el “nunca más” del artículo 124 de la Constitución.
La luna de miel se rompió en 2018, y ante las socorridas versiones de que se estaba trabajando en otro proyecto reeleccionista que implicaba una nueva modificación constitucional, en agosto de ese año el presidente Medina prometió que en marzo de 2019 le anunciaría al país si sus intenciones continuistas pasarían del 2020.
Marzo llegó y el mandatario siguió sumido en su habitual silencio. Al mismo tiempo las rebatiñas y las ofensas personales entre leonelistas y danilistas suben de tono y ya alcanzan la violencia física, ante la inminente introducción de un proyecto de reforma que habilitaría nuevamente al mandatario.
La posición de Fernández es firme e intransigente, y tanto él como sus seguidores dicen que no más reformas, que la Constitución del 2010 tiene que respetarse.
En medios de comunicación tradicionales, y en las redes sociales, los leonelistas afilan sus huestes, mientras los danilistas defienden la reelección porque entienden Medina tiene una exitosa obra de gobierno.
Pero el clímax de los enfrentamientos se produjo el lunes en la tarde, cuando un contigente policíaco militar impidió que un grupo de leonelistas, incluyendo diputados, instalaran un campamento en las inmediaciones del Congreso en rechazo a una nueva reforma constitucional.
El grupo fue dispersado con bombas lacrimógenas, lo que provocó la hospitalización del diputado leonelista Henry Merán, quien probó el sabor amargo de la represión procedente de su propio partido.
La era de Danilo
Danilo Medina alcanzó la Presidencia de la República en 2012, luego de una espera de cuatro años, pues en el 2008 perdió en las elecciones internas de su partido frente a su principal contrincante, el entonces presidente Leonel Fernández, quien fue reelecto a la Presidencia.
“Me ganó el Estado”
Al final de esa contienda interna Medina dijo “Me ganó el Estado”. Se dice que a partir de ahí comenzaron entre ambos las viscerales diferencias.
Danilo Medina
La reelección servirá para profundizar cambios y para la democratización del país. Y la democracia dominicana se regirá por el modelo que ha dado resultado en otras democracias del mundo, ocho años y nunca más”.