Ya se conoce el precio del vestido que ha desatado la polémica, 50 libras (alrededor de 68 euros) es lo que hay que pagar si queremos tener en nuestro armario la indumentaria que ha revolucionado a medio mundo.

Según un artículo publicado por el portal Que de España, una prenda fabricada en viscosa y poliamida, cuyo color real es azul y negro, y de la firma Romano, ya se puede adquirir en diferentes colores: blanco y negro, rojo y negro y salmón y negro; pero lo cierto, y pese a lo que algunos creen y perciben, en ningún caso está en blanco y dorado. Aunque los diseñadores de estos modelos no descartan la posibilidad de crear un vestido con esos colores.

Lo cierto es que la confusión viene por cómo nuestros ojos perciben la luz. La explicación científica que se ha dado es que las personas que ven el vestido azul y negro, en efecto tienen conos de alto funcionamiento, mientras que aquellos que lo ven blanco y dorado, tienen conos menos sensibles a la luz.

En cambio, aquellas personas que lo vieron de ambas tonalidades en diferentes ocasiones, en realidad son las que poseen retinas normales o estándares, cuyos conos funcionan correctamente.

Por tanto, el cambio del color que se puede percibir tiene su base en que el principal factor sería la iluminación del lugar en que se observa la imagen o también por la perspectiva desde la que miremos la fotografía en un dispositivo móvil.

Jay Neitz, profesor de Oftalmología e investigador en la Universidad de Washington, ha explicado en la revista Wired, que estas distintas percepciones del ojo son las «más grandes que ha observado en sus 30 años de carrera».