Con la decisión de observar la ley que crea el Parque Nacional Loma Miranda, el presidente Danilo Medina acaba de reiterar sus condiciones de estadista, su estricto apego a la Constitución, elevado sentido de las prioridades del país y la voluntad política de actuar a favor de los intereses nacionales, aunque por su decisión choque con orquestados grupos de presión y una parte de la opinión pública.
“Como Presidente de la República no me considero adherido ni al fundamentalismo medioambientalista ni al capitalismo minero salvaje”.
Ciertamente esta campaña a favor de convertir loma Miranda en un área protegida se originó en grupos fundamentalistas (no se de quien es el término pero hace años lo utilizo en mis comentarios) con buena penetración mediática, con el apoyo de trasnochados izquierdistas, ahora ecologistas, a los cuales se sumaron obispos de la Iglesia Católica y sacerdotes, bien intencionados, pero ignorantes absolutos de la ecología, y las consecuencias económicas y sociales de convertir loma Miranda en Parque Nacional.
Frente a esa ola creciente nuestros legisladores, unos de buena fe preocupados por el medio ambiente, y otros impresionados por la ola mediática, se dejaron llevar al terreno de aprobar una ley plagada de violaciones a la Constitución, que usurpa funciones específicas del Poder Ejecutivo y sin los estudios correspondientes condena a dejar bajo la tierra recursos fundamentales para el desarrollo del país. Este opinador público no tiene una posición sobre este tema porque justamente no existen los estudios que justifiquen la decisión de explotar o no.
En su histórica comunicación a la presidenta del Senado, el Poder Ejecutivo cita varios artículos de la Constitución relacionados con el ámbito minero y les recuerda a los legisladores que la creación del Parque Nacional Loma Miranda es contraria al mandato constitucional de aprovechar los recursos naturales. También calificó de extemporánea la acción legislativa por cuanto la Constitución del 2010 en su artículo 194 establece la “la formulación y ejecución, mediante una ley, de un plan de ordenamiento territorial que asegure el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales de la nación…”.
El Presidente no solo se limitó a señalar aspectos de la ley que coliden con la Constitución de la República en materia medioambiental, sino que también destacó el tema de los propietarios de terrenos en loma Miranda y la única forma de afectar el derecho de propiedad a un particular es en base de la expropiación forzosa por razones de utilidad pública y esa es una facultad del Poder Ejecutivo y el Judicial. También dio en la diana el Presidente Medina cuando, en relación al artículo 9 de la ley, relativa al pago de las expropiaciones a los propietarios, destaca que choca con el art. 237 de la Constitución pues es necesario señalar las fuentes de donde provendrán esas expropiaciones.
La seguridad jurídica, la facultad del Estado para conceder concesiones, la extinción del derecho a una concesión de acuerdo a la Ley Minera y la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados fueron puntos también brillantes en la exposición del Presidente a los senadores de la República.
“Bajo mi Presidencia no se autorizará ninguna explotación minera en Loma Miranda, ni en ningún otro lugar del territorio nacional, sin que se cumpla de manera estricta con los requerimientos de un aprovechamiento medioambiental sostenible y que la empresa beneficiaria de la concesión se gane legítimamente, con sus acciones, la licencia social que amerita una explotación de esa naturaleza”.
Con esta decisión, que no autoriza la explotación, pues la licencia ambiental fue rechazada el 3 de junio de 2013, el presidente Medina fortalece el clima para la inversión y además nos devuelve la confianza de que la política acerca de los recursos naturales en su gobierno no serán dictados por grupos fundamentalistas medioambientales que rechazan la mega-minería, el turismo y la explotación racional de nuestros recursos.
En este tema, el PLD dejó correr demasiado la pelota y sus legisladores colocaron a su Presidente entre la espada y la pared. Que les sirva de lección.