Lo dicen las estadísticas, entre los países ricos el de mayor desigualdad es Estados Unidos, donde el 1 por ciento se apodera de casi toda la riqueza que se crea en un año. Y aun así Trump no está conforme, prometió empeorar la situación, lo hará si su discurso proteccionista no fue un recurso táctico de campaña para alzarse con el poder al estilo latinoamericano.
Tendrá todos los poderes, como pocas veces se ha visto en Estados Unidos, que tiene tendencia histórica proteccionista. Sin dificultad, su Congreso le aprobará la política exterior restrictiva, no obstante abundantes hechos históricos advertirle que haría al país menos productivo y más pobre, al fragmentarse los mercados y reducirse las exportaciones.
Que internamente empeoraría la distribución de ingresos, y por arrastre la del mundo. Que los beneficios del proteccionismo comercial, por lo general, se concentran en un grupo pequeño bien informado de productores, y que los costos, en su totalidad, los pagan las víctimas, los consumidores. Pero nada de eso parece importar a Trump, porque siendo Presidente electo reitera su discurso proteccionista, de aplicar un impuesto a las empresas norteamericanas que trasladen sus negocios al exterior, un arancel de 40% a los productos de China, aumentar los aranceles a los productos importados desde otros orígenes, y abandonar los tratados comerciales del Pacífico (TPP), firmados con una docena de países, y el de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA) con México y Canadá; agregó, por arrastre el DR-Cafta.
Es a lo que debemos dar seguimiento los dominicanos. Con escasos obstáculos, importamos cualquier cosa desde Estados Unidos, desde 2007 venimos reduciendo aranceles y subsidios. Sin embargo, ha sido, básicamente, por el consumo interno que el PIB ha crecido mucho, y no porque hayan aumentado las exportaciones. La razón es simple, el comercio bilateral es injusto, porque injustas son las reglas del juego prevalecientes, prohíbe las subvenciones pero se practican en Estados Unidos.
Es decir, importamos con facilidad y por condicionantes exportamos poco. Explica por qué allá se concentra la riqueza que crea el incremento en la demanda de productos importados, con motivo de la reducción de precio por desgravación arancelaria. Además del beneficio por desviación del comercio, la tendencia de importadores dominicanos, por reducción arancelaria, ha sido hacer sus compras en Estados Unidos.
Medidas proteccionistas que restringen nuestras exportaciones que han sido y son problemas de primer orden por resolver con Estados Unidos, pero que ahora se complica con Trump en la Casa Blanca. Asimetría que guarda parecido con lo sucedido en 1910, cuando de manera unilateral el Gobierno de Ramón Cáceres aprobó leyes para favorecer importaciones procedentes de Estados Unidos. También con la reforma arancelaria de 1920, cuando el Gobierno militar de intervención, sin reciprocidad, redujo tarifas y exoneró 277 bienes intermedios y de consumo final, para favorecer las compras desde Estados Unidos.
Los conservadores criticaron a Keynes y su teoría del desempleo durante la Gran Depresión de 1930. Ahora es al revés, a Trump “le da tres pitos” los parámetros de la globalización y la OMC. Con su teoría, Keynes salvó el sistema capitalista en 1930, con Trump y su proteccionismo se hunde, empeora la distribución de ingreso y aumenta la pobreza.