“¿El pupitre que metió la pata?”

“¿El pupitre que metió la pata?”

“Herminio… ¿Cómo te fue en tu charla entre los estudiantes de Arquitectura de la Madre y Maestra? -pregunta Píndaro con una cara de ‘no te menees’… Con toda la alegría del mundo y una sonrisa amplia, la respuesta no se hizo esperar: “¡Un palo!… Jamás imaginé que los estudiantes de tercer año iban a disfrutar tanto los conceptos escogidos para transparentar la Creatividad, la Arquitectura y el Mercadeo… Pero –y ahí hace una pausa, a la vez mira profundamente a Píndaro y le cuestiona: ¿Qué caray te han hecho que pareces que has visto al mismo diablo?”…
Un dejo de tristeza parece embargarle y, cabizbajo, con su ceño fruncido a más no poder, deja brotar entre dientes una frase lapidaria: “¡Un pupitre ha sido engañado por funcionarios del Estado por seis años consecutivos!”… “¿Y, cómo es eso de que ‘un pupitre’ ha sido engañado?” pregunta Herminio alarmado… “Mientras estabas concentrado en tu conversatorio con tus estudiantes y profesores –refiere Píndaro-, un cabizbajo joven arquitecto y profesor se lamentaba y, al mismo tiempo aprovechaba y me comentaba, cómo funcionarios del estado dominicano le habían tendido una trampa en el tiempo y castrado su creatividad”… “¿Cómo así, Píndaro? –salta Herminio ahora ya con una expresión de inquietud-…
“La historia es muy sencilla –retoma Píndaro la palabra-… En abril del año 2013 –hace ya seis años-, el presidente de la República Dominicana, Lic. Danilo Medina, entregó con muchísima alegría, algarabía y sobradas razones por su identificación con la educación para la juventud que tanto lo necesita, el que fuera su primer concurso para el diseño de un pupitre netamente dominicano… Pasaron tres meses luego de su convocatoria y el éxito no se hizo esperar: ¡¡¡600 concursantes!!! ¡¡¡10 finalistas seleccionados!!!… Como parte de las bases, cada uno de ellos tuvo que construir el prototipo de su diseño propuesto… ¡Finalmente llegó el día!… Los nervios dominaban el ambiente mientras los participantes esperaban impacientemente que el sobre ganador fuera abierto… Un jurado compuesto por calificados representantes de las universidades del país, de la Oficina Nacional de Planificación –ONAPI-, y otras instituciones externas al Ministerio Nacional de Educación de República Dominicana –MINERD, fue responsable de elegir a un gran ganador, generando así una enorme confianza entre los participantes… Justo a las 7 de la noche, un nombre resuena en el ambiente: ¡El Gran Ganador es… el Arquitecto Luis Alejandro Pérez Sánchez!”.
Y continúa con su relato… “Para ese entonces sólo contaba con 26 años… Ese gran premio que recibía había nacido en el seno de la preocupación del Presidente de la República y él había dado en el clavo con el diseño del primer pupitre dominicano… Su creación fue elegida por las bondades en materialidad, ergonomía, seguridad e, incluso, como generador de empleos y fuente económica en los diferentes distritos educativos en los que había de ser implementado en un uso de solución inmediata a los acuciantes problemas de falta de asientos en las aulas del interior del país… Este diseño, además de incentivar la creatividad nacional al valorar a un joven arquitecto, daba paso a una gran idea, se convertía en un gran avance para nuestro desarrollo… Un merecido premio de un millón de pesos y la primera orden para la construcción de pupitres -en ese momento definida por el presidente en 100,000 unidades- rompía paradigmas increíbles en los años que precedieron al evento…”.
“Y, entonces, Píndaro.. ¿Cuál es el problema que te inquieta? –pregunta Herminio-… “Es que –responde rápidamente Píndaro-, ¡Era de extrañar tanta belleza!… Para sorpresa del ganador, se le pagó el millón de pesos pero nunca –al día de hoy seis años después- le fue entregada esa famosa y cacareada Primera Orden consignada en las Bases Oficiales del Concurso… ¿Te sorprende?… ¡El ganador aún espera por ella!… Y, hay más aún… De acuerdo a su propio testimonio, mientras esperaba pacientemente por su segunda parte el premio, una publicación de periódico llegó a sus manos convocando una licitación pública para construir sus primeros 100,000 pupitres previamente ganados por él… Era ya junio del 2013… Parece que las cosas en nuestro país no cambian porque a algunos en el poder parece no interesarles que así sea… La adjudicación no se hizo esperar… En diciembre del mismo año, las órdenes fueron repartidas entre 5 compañías– entre las que ninguna de ellas refería al nombre del ganador que era el único que debía recibir la adjudicación-… Ninguna eran de su conocimiento”….
“¿Y las autoridades de ese entonces… qué hicieron? –cuestiona Herminio-… Casi al rojo vivo, Píndaro le responde: “Una vez completadas las memorias de su gestión, el glorioso ministro de ese entonces llenó sus memorias de gestión y, con mucho orgullo, consignó que había cumplido con el Arquitecto Pérez Sánchez, otorgándole los premios anteriormente detallados, lo que claramente estaba grandemente divorciado de la verdad…”.
“¡Uuufffff… ¿Y a quién la da ganas de crear y trabajar así por su país?” –pregunta Herminio-… Hasta justo al lado de Píndaro ya se ha acercado el abiertamente agraviado por las autoridades educativas nacional y, si pensarlo dos veces, mostrando un gran dolor en su expresión, interrumpe el diálogo y comenta: “En el 2014, motivado por la violación a mis derechos, iniciamos un cumplimiento de amparo en el Tribunal Superior Administrativo… Resultado: El tribunal falló a mi favor y le exigió al MINERD cumplir las violadas bases del concurso… Como es costumbre, apelaron, pero hubo nuevamente fallo a mi favor. Un año después -2015- no sé con cuáles fines enviaron el caso al Tribunal Constitucional y, para su sorpresa, en Agosto del pasado 2017 obtuvimos la sentencia del Tribunal Constitucional que los obliga a cumplirnos fielmente con lo violado”…”¿Y entonces… Imaginamos que ye te cumplieron con su palabra ahora obligada? –pregunta Píndaro-… “Lamentablemente –responde el arquitecto-, notificamos al Ministerio y al Ministro pero, como todo en nuestro país, aún no nos han dado respuesta ni cumplido con una sentencia del nivel e importancia de las emitidas por el Tribunal Constitucional”.
“Se me ocurre pensar –reflexiona Píndaro-, que el agravio ocasionado no ha sido sólo a este creativo arquitecto que ha soñado sanamente con una mejor educación para los jóvenes, sin la politiquería de siempre… Sino al país… y, aunque los dos ministros anteriores relacionados a este caso no hayan dado la cara…¡es momento de que el actual titular ratifique el respeto a sus principios que ha proyectado ante la población y cumpla, y haga cumplir, el compromiso violado en las bases de este concurso”.

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