El silencio del Procurador

El silencio del Procurador

Claudio Acosta.

El silencio como política informativa. Parece un contrasentido, y de hecho lo es,  pero es lo que está ocurriendo en la Procuraduría General de la República, donde su nuevo incumbente,  el doctor Jean Alain Rodríguez, se comporta como si hubiese  olvidado que es un servidor público y que como tal es su obligación mantener informados a los ciudadanos de sus acciones, y la mejor manera de hacerlo,  como ya se ha comprobado, es a través de los medios de comunicación. Alguien podrá alegar  que el nuevo incumbente todavía no le ha cogido el piso, como se dice popularmente, al cargo, y que por eso  no está en condiciones de referirse  a temas que no domina. Eso pudiera ser verdad, pero solo parcialmente, porque tampoco se le está pidiendo que se empape, hasta memorizar cada punto y cada coma, de los casos mas importantes bajo su jurisdicción y sobre los cuales los medios quieren, con legítimo derecho,  informar a sus lectores y televidentes. Como por ejemplo, el  de   los aviones Tucano comprados a Brasil, que se congeló cuando se ponía mas interesante, es decir, cuando empezaron a “sonar” los nombres de los legisladores que supuestamente  recibieron sobornos. Tampoco ha sido posible sacarle una sola palabra de otros  casos de corrupción heredados del doctor Francisco Domínguez Brito, el mas emblemático de todos, y también el mas “caliente”, la sobrevaluación de obras en la OISOE, puesta en evidencia con el dramático suicidio  de un contratista en uno de sus baños. Es probable que  esté copiando a su jefe, el presidente Danilo Medina, a quien los periodistas le producen alergia, pero alguien tiene que decirle el señor Procurador que lo único que está consiguiendo con la política  de silencio aplicada a temas tan sensitivos es alentar  las suspicacias   de los sectores que temen que haya sido  puesto en  ese cargo para  desandar los pasos de su antecesor en la lucha contra el flagelo maldito de la corrupción.

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