Tiempo y paciencia ha tenido de sobra la licenciada Lucía Medina para esperar su turno en aras de presidir la Cámara de Diputados, de la cual ha sido su vicepresidenta durante diez años, mucho antes de ascender al solio presidencial su hermano Danilo Medina Sánchez.
Sería una injusticia negarle ese derecho y el propio Presidente Medina debía rechazar las presiones y el chantaje que se ejercen para impedir que una mujer con todos los méritos y condiciones asuma el importante puesto tras recibir el apoyo del Comité Político del PLD y sus compañeros diputados, incluyendo los aliados.
Si yo fuera Leonel Fernández la apoyaría públicamente y con ello demostraría que es un líder político noble y contrario a las retaliaciones. En mi opinión si actúa de esa manera su figura crece y se agiganta. De todas maneras el presidente del PLD no tiene la mayoría para imponer un candidato de su tendencia. Ya el Dr. Euclides Gutiérrez Félix, que sigue siendo un referente en esa organización, le expresó su respaldo a Yomaira.
Lucía Medina se ha destacado por ser una dirigente institucionalista y respetuosa de las directrices internas del Partido de la Liberación Dominicana en momentos en que el Dr. Leonel Fernández era Presidente de la República y al mismo tiempo del partido. Nunca tuvo rozamientos ni disputas con Leonel, a quien consideró siempre en esa etapa como líder y presidente de la organización morada.
Con tales antecedentes no hay qué temer a Lucía Medina en caso de llegar a la Presidencia de la Cámara de Diputados, porque de seguro actuaría con la prudencia, imparcialidad y gratitud que la ha caracterizado. Troncharle su legítima aspiración y derecho sería una kilométrica injusticia.
Malograr la carrera congresional de Yomaira Medina sería un atropello a la mujer dominicana y también una arbitrariedad que sentaría un mal precedente.