Hoy, las empresas e instituciones que aspiran a tener clientes para siempre, tendrán que centrar su creatividad y energía en crear y mantener atributos tangibles e intangibles que añadan alto valor a sus procesos. Por ejemplo, la calidad y pertinencia de la información ofrecida a los clientes y consumidores. Los mensajes que producen y difunden las organizaciones a sus distintas audiencias, pueden ser considerados como atributos de alto valor, siempre que los mismos estén acorde con la realidad a la que aluden.
Un atributo intangible de alto valor agregado para el desempeño significativo de las empresas e instituciones, es el relativo a gestionar de manera estratégica su reputación, credibilidad, confianza, notabilidad, visibilidad, innovación y la calidad de sus servicios. Se ha demostrado que la mayoría de los clientes y consumidores, sin importar su estatus socioeconómico, perciben y valoran las decisiones y actuaciones que de una u otra manera pueden favorecerles. En la presente coyuntura, los atributos psicológicos son más importantes que en épocas anteriores.
Una acción de alto valor agregado para las empresas e instituciones actuales, consiste en mantener coherencia entre lo que se piensa, se decide, se hace y se dice. Sin dudas, crear y mantener un perfil de imagen pública que proyecte congruencia entre el ser y el parecer, es un atributo intangible que facilita la lealtad colaborativa, la creación de vínculos sostenibles y el establecimiento de reputación positiva. Inspirar confianza y credibilidad y construir una imagen pública a partir de la coherencia entre lo se piensa, se hace y se dice. Otros atributos que agregan alto valor al desempeño trascendental de las organizaciones son los siguientes: establecer climas laborales sanos y creativos, captar y mantener colaboradores internos comprometidos con la misión y visión institucional, entre otros.