El valor de la imagen. Lo intangible en la imagen

El valor de la imagen. Lo intangible en la imagen

J. LUIS ROJAS.

Muchos directivos, ejecutivos y gerentes de empresas e instituciones consideran que para crear y mantener un determinado perfil de imagen pública creíble y sostenible, solo basta con cuidar los componentes tangibles. Es decir, gestionar estratégicamente aquellos componentes que se pueden ver y tocar. Hay ocasiones en que lo intangible es más significativo que lo tangible.

Recuérdese que la imagen es una percepción que se forma en las mentes de las personas, a partir de los efectos que producen en ellas las decisiones, las actuaciones, las informaciones, los signos y los rasgos, los cuales permiten caracterizar, distinguir y diferenciar a personas, empresas, instituciones, marcas, ciudades y países.

La imagen pública es un activo intangible de altísimo valor, el cual se construye día a día con la participación, el empoderamiento, la lealtad y el nivel de compromiso que asuma el talento humano interno con la calidad del servicio que se les ofrece a los clientes. Éstos componentes intangibles solo agregan valor a la imagen pública en la medida que los mismos se viven, se piensan, se sueñan y se ponen al servicio de las necesidades de los clientes.

Las empresas e instituciones que cuentan con colaboradores internos leales y comprometidos con la calidad del servicio, la misión, la visión, los valores, las políticas, los objetivos y las estrategias, tienen más posibilidades de crear y mantener una imagen pública más creíble y sostenible.

La ventaja de tener colaboradores leales y comprometidos con la calidad del servicio, es que éstos cumplen con sus obligaciones haciendo un poco más de lo esperado.

No hay que olvidar que la imagen pública sostenible es un proceso continuo y dinámico que involucra componentes tangibles e intangibles. Desde muchas vertientes para lograr una buena imagen.

 

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