Ellas mandan de modo diferente

Ellas mandan de modo diferente

Con pocas décadas de haber «asaltado» el espacio público, las mujeres tienen ahora que aprender a ejercer el liderazgo sin morir en el intento. Mandar en un mundo diseñado a imagen y semejanza de los hombres, no resulta tarea fácil, y ya se ha convertido en un tema para el que hay asesoría disponible en el mercado.

Los hombres y las mujeres, ambos tienen egos y miedos que se interponen en su camino, pero a menudo adoptan formas diferentes. Para la mujer, una de las formas que adopta es el miedo a ser vista de maneras negativamente estereotipadas por el hecho de ser mujer, como por ejemplo ser vista como muy dependiente o temerosa, asimismo como el miedo a no ser vista de maneras positivamente estereotipadas, como por ejemplo no ser vista como cálida y fuente de apoyo. O, puede ser, el miedo a perder su femineidad mientras esté intentando establecerse en un lugar de trabajo dominado por los hombres.

Robin Ely, profesora de Comportamiento Organizacional en la Harvard Business School, aconseja a la mujer líder que se ancle en sus metas -las nobles, aquellas que incluyen a otras personas, que mejoren el bienestar colectivo y no sólo el particular–  para que sean su brújula, y luego marchar hacia delante y comprometer cada parte de si misma en el servicio a esas metas. Eso puede significar que algunas veces se comportará de maneras estereotípicas femeninas, otras veces de maneras estereotípicas masculinas, y todavía otras veces, de maneras sin relación alguna a las nociones culturales de género.

«Mi temor por las mujeres es que a veces nos preocupamos demasiado por la imagen que estamos proyectando– una preocupación en la cual es fácil enredarse cuando estamos operando en un mundo de hombres- pero esas preocupaciones distraen nuestra atención de nuestras verdaderas metas y, a fin de cuentas, disminuye tanto nuestro bienestar como nuestra efectividad».

Coaching a mujeres directivas Alicia Kaufman, directora académica de la Universidad de Alcalá y profesora del Instituto de Empresas, considera que la mujer que hace un coaching efectivo y en tiempo corto, realmente puede dar la vuelta y no esperar que la sociedad haga, que el hombre haga, sino que ella haga.

«Ese es el punto central, tener ese espacio, más para controlar tus emociones, para comprenderlas y transformarlas».

Kaufman, quien junto con Robin Ely estuvo recientemente en el país participando en un seminario internacional Women in Bussines auspiciado por Intras, explica que en el ejercicio de su rol, a las mujeres se les hace menos fácil solidarizarse con las demás mujeres.

«Ahora estamos en otro momento histórico, en las distintas sociedades se han movido muchas cosas, hay que consolidar, afianzar, recordar las situaciones de beneficio de la solidaridad femenina, poder ir reforzándose una misma pero también revalorizar a la otra. El apoyo entre nosotras mismas es muy importante».

La mujer tiene que dejar de disculparse, dice Kaufman, hay que cerrar la fase de buscar aprobación, que se la dé ella misma. Ser proactiva, no tener miedo al poder, negociar la propia valía. Y sobre todo autoestima alta.

«Si eso no te lo han dado en tu casa búscatelo por otro lado».

También es importante ser conciente de los sentimientos negativos, dice Kaufman. No es malo competir; en el mundo del trabajo estamos para competir. Si los hombres quieren admiradoras, pues eso se acabó, nosotras somos una competidora más. A partir de eso, negociar una retribución igual que el hombre. No tenemos que ganar la mitad y trabajar el doble, sino trabajar la mitad y ganar el doble.

Un valor femenino

Robin Ely, profesora de Comportamiento Organizacional en la Harvard Business School, considera que es extremadamente importante que las mujeres se apoyen las unas a las otras.

“Con demasiada frecuencia escucho a mujeres decir que no confían en otras mujeres o que no les gusta trabajar con o para otras mujeres. Es muy fácil en un “mundo de hombres” perder de vista nuestras conexiones con las mujeres y convertirlas en el enemigo. Pero nos estamos disparando a nosotras mismas en el pie cuando hacemos eso, porque las mujeres pueden ser una maravillosa fuente de apoyo”.

Y no es sólo a otras que las mujeres necesitan estar conectadas. También es importante encontrar a hombres con quienes construir relaciones de trabajo, hombres que a menudo tienen acceso a recursos y oportunidades que las mujeres a veces no tienen.

En términos de apoyo, Ely aconsejaría encontrar una o dos personas en quien confiar incondicionalmente. Esta o estas personas típicamente no se encuentran en el lugar de trabajo, sino que se encuentran afuera, algunas veces en el propio hogar. Para algunas personas, este tipo de apoyo viene de su compañero de vida o de otro miembro de su familia.

“Es muy difícil mantenernos conectadas a nuestros verdaderos valores, cuando existen tantas tentaciones y miedos que nos pueden inducir a alejarnos de esas metas y a enfocarnos en nosotras nada más. Tener el apoyo incondicional de, aunque sea, una sola persona, nos ayuda a mantenernos en el camino hacia las metas que verdaderamente nos inspiran”.

Las frases

Es extremadamente importante que las mujeres se apoyen las unas a las otras

La mujer tiene que dejar de disculparse, hay que cerrar la fase de buscar aprobación, que se la dé ella misma. Ser proactiva, no tener miedo al poder, negociar la propia valía. Y, sobre todo, autoestima alta».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas