Hoy 
Uno de nuestros fracasos más estrepitosos como Estado ha sido el no ser capaces de garantizarle a la mujer amenazada el derecho a la vida. Por años, la cifra de feminicidios ha incluido muchos casos de muertes prevenibles, porque la mujer ya había denunciado agresión física o amenaza de sus parejas o exparejas. Es oportuno recordar esto en una fecha como hoy, Día Internacional de la Mujer, cuando el Estado se desborda en alabanzas y reconocimientos a mujeres meritorias.
Como Estado que debe promover el respeto de los derechos sin discriminación de género, también hemos quedado cortos en garantizarle a la mujer igualdad con el hombre en cuanto a participación en la toma de decisiones, acceso a posiciones de responsabilidad pública, en la puja dentro de los partidos por cargos electivos y en otros aspectos, a pesar de que la mujer ha logrado encumbrarse alto en preparación técnica.
Menos mal que la dialéctica ha enseñado a la mujer que los derechos denegados hay que arrebatarlos. Y no ha optado por tomar el fusil para hacer valer sus prerrogativas, pero su número en las universidades, aquí y en muchas partes del mundo, ya supera con creces el de los hombres. Nada nos satisface más que saber que la mujer ha decidido empoderarse de su propia causa para conquistar los derechos que el Estado no le garantiza. Enhorabuena.
ANTE UN CRIMEN HORRENDO
El asesinato del doctor Victoriano Santos Hilario, viceministro de Energía y Minas, y la herida de bala a su hijo, el estudiante Víctor Manuel Santos Gutiérrez, de 20 años, es un hecho que llena de indignación y horror a esta sociedad. La víctima era, además, miembro del Comité Central del PLD y precandidato a alcalde de Cotuí. Sus asesinos se cubrían el rostro con pasamontañas y usaban guantes. Consumaron el asesinmato y huyeron sin llevarse nada de la residencia de la familia, ubicada en el Residencial El Alfa, de la ciudad de Cotuí.
La esposa del funcionario ultimado y madre del estudiante herido, Zoila María Gutiérrez, es fiscal adjunta del Tribunal de Niños, Niñas y Adolescente de la provincia Sánchez Ramírez. Las autoridades tienen en sus manos un caso horroroso y delicado, y la sociedad necesita respuestas certeras y rápidas.
