Empresas se suman a la guerra contra la basura de plástico

Empresas se suman a la guerra contra la basura de plástico

El vertido de plásticos al mar, que a la vuelta de unos decenios supondría la presencia de más desechos de esta clase que peces en el agua, representa una de las peores amenazas para el ecosistema que sostiene la vida en el planeta, en caso de que «no se haga nada para remediarlo». Esta es la dramática advertencia lanzada por la Organización de las Naciones Unidas a toda la humanidad.
El aviso ha resonado en los oídos del mundo industrial como amenaza al recurso más habitual de que dispone en el mundo para comercializar los contenidos de sus productos, sobre todo de bebidas.
El pet es una modalidad de plástico que en forma de botellas los usuarios desechan y luego llenan basurales en todos los continentes con derivación hacia los ríos y costas. En América Latina el reto es asumido por empresas con preocupación y conciencia de que debe ser asumido ya o luego sería demasiado tarde. En el seno de compañías embotelladoras de este lado del mundo que incluye República Dominicana, surgió desde años atrás suficiente voluntad para atender una de las recomendaciones más apremiantes de la ONU: «aumentar los esfuerzos en el impulso del reciclaje (de recipientes plásticos) que por momento tardaba en formar parte de la agenda del los fabricantes.
Se calcula que al año se vierten al océano entre 4,8 y 12,7 de toneladas de plásticos cuyas consecuencias no solo afectan a la fauna marina sino a los consumidores mismos que se ven perjudicados directamente por un proceso de contaminación de la cadena alimenticia.
México, uno de los países de mayor densidad de población y elevado consumo de bebidas gaseosas, fue de los primeros en dar un paso en grande para el reciclaje, situándose prontamente al nivel de Europa y por encima de Estados Unidos en el índice de recuperación de residuos plásticos y en convertirlos en materia prima para nuevos envases. Este logro se vincula a República Dominicana. El embotellador local de las bebidas de Coca Cola es filial de la gigantesca firma Bepensa, la que asociada a otros importantes compañías regionales de producción y distribución de Coca Cola han hecho posible a la planta recicladora PetStar, situada en Toluca, México. Es un proyecto pionero en esta parte de Occidente. El grupo empresarial ha creado una red generadora de empleos para las tareas de recolección en lo micro y en la macro de envases plásticos post consumo que se ha convertido en ejemplo a seguir para la sostenibilidad, concediéndole valor económico a residuos perjudiciales que antes llenaban espacios urbanos y rurales.
PetStar es una empresa, que se adhirió a la «Carta de la Tierra», un compromiso de cuidar y proteger el medio ambiente. El proceso de convertir la basura plástica en materia prima es complejo y minucioso, desde su clasificación por componentes y lavado, hasta su conversión en materias básicas en perfecta condición para confeccionar una serie de artículos necesarios para consumo. La ruta hacia el rescate final de los mares y el ambiente en general requiere algunos otros pasos. El planeta, que es la casa de todos, necesita el concurso de más naciones y Estados, de leyes de protección de recursos naturales y de procesos industriales y hábitos de consumo amigables al ambiente. El sector industrial y la cooperación ciudadana de México, país que por sus dimensiones jugaría un papel crucial para el futuro del planeta, aportan con la planta PetStar, un camino a seguir.

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