En deuda con la institucionalidad

En deuda con la institucionalidad

Al 2017 le queda poco tiempo y no sería apresurado afirmar que otra vez cerramos un año con serias falencias en materia de institucionalidad. El 2018 entrará y encontrará bastantes tareas pendientes, pues muchos planes, propuestas y proyecciones estratégicas quedaron sin consumar y sin llenar el cometido de apuntalar las bases institucionales de la nación. Se arrastran hacia el año que viene las fallas en el régimen de control y consecuencias que tiene notables exponentes en las debilidades de la Justicia.
En su análisis a propósito de esta transición, FINJUS observa que en este año no hubo mejorías sustanciales en los principales factores que contribuyen a la percepción negativa sobre la calidad de la democracia y de la seguridad jurídica. Empero, reconoce que hubo notables avances en áreas vinculadas a la seguridad ciudadana o en servicios fundamentales como educación.
Son pobres y en algunos casos inexistentes los avances en competitividad en el mercado internacional; salud; sistemas de control y consecuencias en compras públicas y en los mecanismos de licitaciones y contrataciones. También en el auge del crimen internacional organizado y la falta de transparencia y de responsabilidad fiscal y presupuestaria, entre otros indicadores vitales de la institucionalidad. Un déficit que legamos como herencia al 2018.

Responsabilidad compartida

En la semana 47 de este año la tasa de mortalidad materna está en niveles alarmantes, más altos que durante el mismo período el año pasado. En este problema tienen responsabilidad compartida el Estado y el personal hospitalario. Entre especialistas médicos se atribuye el problema a que el Estado no afronta las causas de la mortalidad, y desde el Ministerio de Salud se afirma que la mayoría de los decesos se debe a causas relacionados con la calidad de la atención médica. Desde luego, hay decesos por causas que escapan a la responsabilidad de uno y otro, como es la falta de atención prenatal.
Las partes -Estado y médicos- deben trabajar para combatir las causas de este problema social que no debe tener cabida en tiempos de tantos avances. El Estado debe tomar las riendas de las posibles soluciones.

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