En deuda con nosotros mismos

En deuda con nosotros mismos

La invocación del ideario de Juan Pablo Duarte, a propósito de conmemoraciones como este 202 aniversario de su natalicio, generalmente deja mal plantados a quienes aspiran a manejar, o manejan, cuotas de poder. Los principios con los que el patriota pretendía inducirnos a que fuéramos justos, primero que todo, se estrellan contra la impiadosa inequidad en que dominicanos con poder mantienen a otros, a los que niegan acceso al trabajo digno, servicios básicos y a un bienestar que, debiendo ser general, se reparte entre unos pocos.

Nuestra frontera es un ejemplo del poco valor que hemos conferido a los principios duartianos. Malos dominicanos han hecho del trasiego de indocumentados, haitianos y de otras nacionalidades, una fuente de lucro que mancilla la soberanía heredada junto con nuestra declaración de independiente. Avergüenza que fuera 169 años después de ese acto supremo, que empezamos a dar tímidos pasos para poner reglas sobre la concesión de nuestra nacionalidad a extranjeros.

De moralidad no podemos hablar en voz alta, porque los antivalores predominantes han hecho florecer toda clase de corrupción, que torna en ceguera pecaminosa la venda que simboliza la imparcialidad de la justicia para con todos. Por todos lados estamos en deuda con los principios de Duarte, y con nuestro propio destino social.

EL PRECIO DE LA IMPROVISACIÓN 

El municipio de San Cristóbal está pagando el precio de la improvisación política. De todos los del país es el más afectado por incidencia de chikungunya, dengue y trastornos intestinales y respiratorios, debido al pésimo manejo y disposición final de los desechos sólidos. Después de evaluar durante varios meses la situación, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha decidido intervenir los servicios de limpieza para determinar las soluciones más apropiadas para conjurar la crisis.

El municipio está lleno de vertederos improvisados, insuficientes equipos para el manejo de desperdicios y otras fallas que han motivado la crisis. En ocasiones, algunos partidos suelen recurrir a fórmulas populistas para ganar posiciones, sacrificando la capacidad técnica y sin medir las posibles consecuencias. Este parece uno de esos casos.

 

 

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